
Declaró el Ministro Solbes hace unas semanas que eso de bajar los impuestos y fomentar el consumo para frenar una crisis económica era cosa de liberales. Lo dijo, modulando el tono de la frase con un cincuenta por ciento de desprecio, para aumentarlo hasta el cien por cien al finalizar con la palabra “liberales”.
Es notorio ese mismo desprecio de los gobiernos socialistas españoles hacia las políticas económicas y sociales anglosajonas – que también presentan fallos, aunque son generalmente más eficaces - pero esa inquina visceral es monumental cuando dichas políticas son, además, acertadas, porque ponen de manifiesto que el fracaso propio es aún mayor. Como cuando uno se dedica a reparar los agujeros de su propia casa con paja, mientras critica que otros lo hagan con ladrillos y cemento.
Quizás estoy sufriendo alguna clase de sugestión de bricolaje subconsciente, porque ayer, cuando Zapatero dijo que su formula para combatir la crisis se basa en una mayor política social y confianza, el símil que me vino a la mente fue el de tapar una fuga de agua con una bolsa de plástico y una cuerda, parando el caudal momentáneamente, para provocar después un estallido de agua incontrolable.
Yo, con mis escasos conocimientos en materia de economía, no comprendo como se puede combatir el alza de precios de los alimentos con política social. No entiendo como nadie pueda creer a Zapatero, este gran impostor, cuando afirma implícitamente que, a base de confianza, podremos seguir comprando alimentos, pagar los servicios básicos y hacer frente a las crecientes hipotecas.
¿Puedo, entonces, ir a un Lidl, llenar el carro de compra y decir a la cajera que le pago con confianza de ZP? ¿Y el depósito de mi auto? ¿Lo lleno también y dejo otro poco de confianZa, con Z de Zapatero, como pago? ¿Y qué me contestará el cobrador? Me mandará a freír eZpárragoZ?
¿Cuando el Presidente habla de política social, se refiere a ofrecer de nuevo subsidios puntuales para ayudar a los ciudadanos? Si tal es el caso, ¿caerán estos, los ciudadanos afines, nuevamente en la trampa de dejarse llevar por un puñado de Euros que no soluciona ninguna economía puntual, pero que, en conjunto, rematará el acelerado vaciado de las arcas públicas?
¿Es con confianza que aumenta el importe de la factura eléctrica mensual, a partir de hoy? Abusa de confianza el Ministro de Industria, Miguel Sebastián, premiado con un ministerio por su anterior derrota en Madrid, cuando justifica el incremento de dicha factura con la necesidad de que los usuarios sepamos lo que cuesta la energía que gastamos?
¿O la política social del Presidente consiste en financiar la creación de un nuevo y aberrante ministerio de igualdad, dotándolo de medios y personal, a la vez que se recorta la aportación de fondos para casas de acogida de mujeres maltratadas?
Según Zapatero, la crisis es opinable. Él, por descontado, no nombró la palabra maldita; pero dejó bien clara su postura una vez más. Toda esta situación no deja de ser un ajuste económico. Sea pues. Pero si vale para él, que valga también a las familias que están en peligro de perder sus casas y sus negocios. Que le expliquen a los bancos y acreedores que lo que sucede no es más que un ajuste y que confíen; que lo ha dicho ZP.