He esperado un tiempo prudencial para hablar de un par de documentales que he visto este verano en televisión y que me han hecho cierta gracia.
En realidad los temas tratados no tenían nada de graciosos. Yo los considero trascendentales. Pero no pude evitar reírme en varias ocasiones, porque la manipulación y la mala intención eran tan descaradas, que resultaban hasta hilarantes.
Imaginen por un instante que existieran canales de televisión en España que, descaradamente, se dedicaran – y no solo en sus informativos – a exclamar a cada momento lo malo que ha sido cierto gobierno de cierto partido que gobernó con anterioridad, y lo bueno y maravilloso que es el gobierno que ahora gobierna y el presidente que ahora preside. Bueno. En realidad ya saben ustedes que no hace falta imaginarlo. En España existen canales de televisión así. Existen por el pago de favores a ciertos potentados de los medios, como ya sabemos todos. Existen para criticar y contra informar. Y, de vez en cuando, existen para sacudirse entre ellos, cuando la ocasión y el pique lo requieren.
Pues en uno de estos canales – concretamente en Cuatro – me detuve un par de noches para ver, o visionar, como ahora se dice, dos documentales.
El primero abordó un tema que a mí me parece el mejor proyecto de Zapatero y su equipo, con diferencia. Me refiero al proyecto en sí, porque su puesta en marcha ha dejado mucho que desear y el tiempo ha demostrado que buena parte de su propaganda era también electoralista. Estoy hablando de
Por supuesto que nuestros mayores necesitan atención. Desde luego que los familiares que cuidan a sus mayores también necesitan ayuda. Pero que alguien monte un reportaje en el que la primera media hora, que es todo el tiempo que fui capaz de soportar, se dedique una reportera a recorrer comunidades autónomas donde gobierna el principal partido, el único, opositor al gobierno, para entrevistar a ancianos que cuenten lo mal atendidos que están, y que la reportera constantemente haga referencia al partido que gobierna en esas autonomías, me parece realmente chabacano. Claro está que las tácticas de propaganda política están estudiadas desde hace mucho tiempo y siempre funcionan, pero es que esto es volver a los ochenta, al mas puro estilo felipista de control y uso de los medios.
Nada se habló del dinero asignado a las autonomías para tal cometido y que no ha llegado. Nada se dijo de los errores de previsión, como el cometido por el Gobierno de Aragón, dirigido por el PSOE y su mejor amiguete de guateques, el centro-izquierdo-derechista PAR, donde las personas con derecho a recibir las ayudas que no llegan son casi el doble de lo previsto.
El segundo documental, pocos días después, me pareció absolutamente tronchante, por la forma en que se trató el tema y a los entrevistados.
En esa ocasión, el reportero más dicharachero de barrio sésamo; perdón, de Cuatro, se presenta en un estado del interior de los Estados Unidos, zona donde el uso particular de armas de fuego es tradicional. El análisis de tal coyuntura* no se basa en lo que debería ser más importante para informar a la audiencia: el porqué del uso de armas en Norte América y si sería viable, o no, una mayor limitación de su disponibilidad. En lugar de ello, el equipo de Cuatro intenta presentar a los ciudadanos que acuden a un concurso de tiro y demostración de armas de fuego como una pandilla de tarados mentales, mezclando las imágenes y los comentarios con referencias a grupos fascistas y racistas. El momento memorable, definitivamente impagable, fue cuando uno de los entrevistados le preguntó al reportero:
- Y si un delincuente entra en tu casa y te roba o ataca a tu familia, ¿tú que haces? ¿Te quedas mirando, esperando a que termine, y luego llamas a la policía para que haga unas fotos y escriba unos papeles, y ya está? ¿Y tus familiares tirados en el suelo y tus cosas robadas?
Ni que decir tiene que el reportero, que hacía las preguntas en inglés mucho menos incisivas que traducidas al español posteriormente – posiblemente para que no le saltasen los dientes de un tortazo, porque a cualquiera le cabrearía que le despellejase alguien a quien se recibe con hospitalidad – no supo contestar nada. Ni un murmullo. Mudo.
El objetivo del reportaje estaba muy claro. Ridiculizar al país cuya bandera despreció en cierta ocasión el amo político de los directivos de Cuatro y, si venía de paso, levantar un poco de polémica para tener contenta a la muchachada anti-imperialista, dándoles carnaza para morder a quien se atreviese a opinar distinto.
Algunas carcajadas al margen, me parece lamentable este modo de informar y de crear opinión. Desgraciadamente esto está a la orden del día. Mucho más evidente, por descontado, es el estilo de Iñaki Gabilondo. Pero en un informativo ya se lo espera uno. Es el sello de la casa, como el de otra casa son también los informativos y los programas de “humor” del objetivo y natural Gran Wyoming.
A este paso, hasta Los Algos acabarán apoyando explícitamente a Obama o aconsejando a los niños que no voten a Aceves, al más puro estilo Sardá.
*Me encanta la palabra coyuntura. Es que vale para todo. Aunque no venga a cuento usarla. La expresión que aún no me atrevo a usar, por pudor, es en otro orden de cosas. Tiene un no se qué de ministerial…
Pues si esos reporteros te parecen unos "sinvergüenzas", ya me dirás qué dices sobre Enric "daspena"...
ResponderEliminarYo, sinceramente, poco puedo opinar sobre la cadena Cuatro porque sólo -y es cierto- he puesto 15 veces esa cadena en toda mi vida.
No suelo dar mi cuota de pantalla a cadenas que están en la ruina y que encima (des)informan a su antojo incurriendo en la manipulación y en la falacia.
Un Saludo.
Pues yo encuentro más traumática la sexta. Eso de que en un informativo, que debería ser aséptico en la forma de transmitir la noticia, y favorecer la opinión y el criterio independiente del espectador, se adjetive, una por una, todas las informaciones ("El Parlamento Europeo ha aprobado una abominable ley...", por poner un ejemplo...), no deja de causarme estupor. Cualquier descaro me lo produce, pero en este caso, además, me abochorna. Es que no me gustan las doctrinas metidas a embudo...
ResponderEliminarPor eso, en mi casa, la sexta, ni de paso, o sea, que tengo el botón del mando bloqueado con loctite, para no caer en el error de pulsarlo por casualidad... jajajajaja...
Yo tampoco veo la cuatro ni la sexta, y menos caiga quien caiga o al capullo de Wyoming.
ResponderEliminarRezuman sectarismo a toneladas, da asco oirlo por que esque no se cortan ni un pelo, es tan asqueroso que mejor no sintonizarlo para tener equilibrada la tensión arterial.
Vi el reportage, de casualidad, y me parecio que estaban hablando de alguna pelicula de tarados de alabama que mataban gente y guardaban los muertos en su granja.
ResponderEliminarVaya manera de informar y ser objetivos. El dia que hagan uno de Cuba, lo presentaran como el paraio de las libertades.