
Para mí, que vivo en el extrarradio de la ciudad, esto es como una liberación. Particularmente, yo no he sufrido molestias de tráfico, ni aglomeraciones de gente, ni nada por el estilo. Confieso, además, que no he aparecido por
Digo que el fin de
En los medios de información, así como en la comunidad Blogger, habrán valoraciones de sobra, e infinitamente mejores todas ellas que la que yo pueda hacer, en las semanas que se avecinan. Valoraciones a favor, por la proyección internacional y las mejoras en infraestructuras que pueda haber obtenido una de las ciudades más grandes y desconocidas de España, y valoraciones negativas, como las que ya se están dando sobre la rentabilidad negativa de la propia exposición. Costará digerir tanta y variada información.
A lo que no puedo yo negarme es a manifestar lo que para mí ha sido el gran olvido de esta Exposición Internacional, que ha pretendido lanzar el mensaje al mundo de que el agua es un bien preciado que es necesario gestionar con inteligencia.
El agua, como ha quedado claro, puede ser a un tiempo fuente de riqueza y objeto de polémica. En este caso, inmersos los organizadores en toda la vorágine de actos, visitas oficiales y días nacionales, la propaganda del agua ha olvidado honrar como se merece a una de las figuras históricas más relevantes de la historia moderna de Aragón y España. Durante todo este tiempo, tan solo he oído, en un programa de radio, una referencia de apenas dos minutos a Joaquín Costa.
La obra de Costa, nacido en Monzón, provincia de Huesca, basada principalmente en publicaciones y discursos sobre derecho, política agraria y gestión de regadíos, abrió las puertas a una nueva visión en la convulsa España de las últimas décadas del siglo XIX y primera del XX. Quien terminó su vida como uno de los referentes de la vida política española, respetado y apreciado incluso por sus oponentes políticos, hoy es desconocido para el gran público, y prácticamente ignorado en muchos libros de texto de la asignatura ciencias sociales que usan actualmente los estudiantes de Secundaria.
Hablar de Joaquín Costa es hablar de un ejemplo de dedicación a un ideal, se pueda estar de acuerdo con él o no. Con su capacidad de trabajo dejó un legado que no se debe olvidar. Muchas de las ideas que él trazó se han visto renovadas en la actualidad, pero otras, como la reivindicación de regadíos para tierras de clima semidesértico, muy próximas al cauce del Ebro, fueron ignoradas por quienes tenían en aquel tiempo la autoridad para llevarlas a cabo, primeros culpables de que hoy en día, cien años después, a escasos kilómetros del río que se supone más caudaloso de España, exista una comarca árida que bien podría haberse convertido en próspera área agrícola.
Joaquín Costa luchó una y otra vez contra los poderes establecidos que dominaban la mayor parte de los recursos económicos del país. En varias ocasiones discursó a favor de liberalizar diferentes sectores de la economía nacional, entonces estancados, y rentables solamente para las familias propietarias, con la connivencia del Estado. Defensor de lo que él daría en llamar “Regeneracionismo”, pretendía impulsar la restauración agrícola e industrial de una nación empobrecida desastre tras desastre, ya fuera por guerras exteriores o civiles, crisis económicas o malas gestiones de los gobernantes.
Para quienes tengan tiempo y ganas, me gustaría invitarles a descubrir a Joaquín Costa, porque, conociéndole, se aproximarán también a figuras insignes que se relacionaron con él y comprenderán mejor los motivos de algunas situaciones en la vida posterior de España durante las siguientes décadas.
Aviso: Como suele suceder habitualmente, conocer a algunos hombres de estado del pasado, su vida, su historia y sus méritos, hace perder la fe en la mayoría de políticos actuales. No hay comparación posible entre estos y aquéllos.
Joaquín Costa.