Dos pequeñas cosas me han llamado la atención es este nuevo día después de la jornada de votación en Estados Unidos.
La primera, la posición del perdedor con respecto a su nuevo presidente – que no lo será hasta que no jure el cargo – animando a sus propios votantes a unirse al resto de ciudadanos de la nación, para sostener y apoyar al futuro Presidente Obama y trabajar por el país. El discurso de John McCain felicitando y animando a Obama ha sido emotivo y sincero. En España falta mucho para que se dé una situación así, porque no existe la necesaria unidad nacional. Cuanto más nos alejamos cronológicamente de Franco, la guerra civil y la segunda república, más se empeñan algunos en revivir esos odios para que sus propios partidos sigan teniendo votantes. Aquí un juez desentierra el pasado mientras allá un pueblo entierra un prejuicio.
La segunda, menos importante y puramente anecdótica pese a la inflada importancia que se le pretende dar para seguir con la estrategia disuasoria de pan y circo para los españoles, es el momento dulce y empalagoso que viven, por un lado, Pepe Blanco, haciendo funciones de representante del Gobierno Español, aunque insistiendo disimuladamente en que él está allí como vicesecretario del Partido Socialista y de paso hacia Cuba, y dejándose ver por los medios españoles destacados por aquellas tierras que quieran darle cancha para expresar su felicidad y su convencimiento de que el mundo va a cambiar, y España será uno de los artífices. Por otro lado, el Presidente Rodríguez Zapatero, hablando de esperanza y de la necesidad de una relación confiada y cordial con la nueva administración norteamericana, declara que los Estados Unidos “tendrán en España un amigo y un aliado fiel”. Palabras absurdas de Zapatero, que seguramente serán más efectivas que el fúnebre acento de Rajoy exigiendo al gobierno de España que se esfuerce en llevarse bien con los americanos..
La verdadera incógnita ahora es saber si Barak Obama podrá sostener las líneas maestras de su programa electoral. El pueblo norteamericano en general ha demostrado en varias ocasiones que es capaz de cambiar de dirección cuando se le ofrece una ilusión tanto como de castigar en las urnas a algún presidente nefasto. Los comentaristas políticos europeos aseguran que si la nueva administración no es capaz de solucionar la crisis con otro sistema que no sea subir impuestos, entonces el nuevo presidente empezará a tener grandes problemas. Hay quien ya asegura que la política exterior será crucial para su mandato. Yo estoy de acuerdo. Si Obama se muestra blando y complaciente con los países del islamismo radical promotores del terrorismo internacional, su popularidad como presidente bajará puntos rápidamente. En cuanto al detalle de que sea negro, o más bien mestizo, me da la sensación de que también ese aspecto de la victoria de Obama se está sobredimensionando.
Hoy muchos dicen que ha caído la barrera del racismo. Yo creo que eso sucedió hace tiempo, aunque poco a poco, a pesar de las opiniones de quienes conocen aquellas tierras por las películas y las teleseries y sienten por los estados unidos un odio cerval embutido en unos Levi’s 501 de los 80 y mandando a sus hijos a Orlando en los 2000. En los Estados Unidos han habido desde hace bastantes años cargos públicos relevantes como congresistas, gobernadores, alcaldes, jefes de policía, jueces, militares… de todas las razas y procedencias, así como graduados y doctorados en las más representativas universidades, o profesionales, científicos, investigadores… Parece que nadie se acuerda hoy de Colin Powell ni de Condoleeza Rice, por ejemplo. Que un presidente de la nación fuera negro o se llamase José Ramírez era cuestión de tiempo.
De Barak Obama tendremos tiempo para hablar largo y tendido. Así que prefiero dejar hoy un enlace a la actitud de McCain. Todo un ejemplo en tiempos difíciles. A ver si los de aquí, acostumbrados a vivir a costa del contribuyente, se sienten aludidos.
La primera, la posición del perdedor con respecto a su nuevo presidente – que no lo será hasta que no jure el cargo – animando a sus propios votantes a unirse al resto de ciudadanos de la nación, para sostener y apoyar al futuro Presidente Obama y trabajar por el país. El discurso de John McCain felicitando y animando a Obama ha sido emotivo y sincero. En España falta mucho para que se dé una situación así, porque no existe la necesaria unidad nacional. Cuanto más nos alejamos cronológicamente de Franco, la guerra civil y la segunda república, más se empeñan algunos en revivir esos odios para que sus propios partidos sigan teniendo votantes. Aquí un juez desentierra el pasado mientras allá un pueblo entierra un prejuicio.
La segunda, menos importante y puramente anecdótica pese a la inflada importancia que se le pretende dar para seguir con la estrategia disuasoria de pan y circo para los españoles, es el momento dulce y empalagoso que viven, por un lado, Pepe Blanco, haciendo funciones de representante del Gobierno Español, aunque insistiendo disimuladamente en que él está allí como vicesecretario del Partido Socialista y de paso hacia Cuba, y dejándose ver por los medios españoles destacados por aquellas tierras que quieran darle cancha para expresar su felicidad y su convencimiento de que el mundo va a cambiar, y España será uno de los artífices. Por otro lado, el Presidente Rodríguez Zapatero, hablando de esperanza y de la necesidad de una relación confiada y cordial con la nueva administración norteamericana, declara que los Estados Unidos “tendrán en España un amigo y un aliado fiel”. Palabras absurdas de Zapatero, que seguramente serán más efectivas que el fúnebre acento de Rajoy exigiendo al gobierno de España que se esfuerce en llevarse bien con los americanos..
La verdadera incógnita ahora es saber si Barak Obama podrá sostener las líneas maestras de su programa electoral. El pueblo norteamericano en general ha demostrado en varias ocasiones que es capaz de cambiar de dirección cuando se le ofrece una ilusión tanto como de castigar en las urnas a algún presidente nefasto. Los comentaristas políticos europeos aseguran que si la nueva administración no es capaz de solucionar la crisis con otro sistema que no sea subir impuestos, entonces el nuevo presidente empezará a tener grandes problemas. Hay quien ya asegura que la política exterior será crucial para su mandato. Yo estoy de acuerdo. Si Obama se muestra blando y complaciente con los países del islamismo radical promotores del terrorismo internacional, su popularidad como presidente bajará puntos rápidamente. En cuanto al detalle de que sea negro, o más bien mestizo, me da la sensación de que también ese aspecto de la victoria de Obama se está sobredimensionando.
Hoy muchos dicen que ha caído la barrera del racismo. Yo creo que eso sucedió hace tiempo, aunque poco a poco, a pesar de las opiniones de quienes conocen aquellas tierras por las películas y las teleseries y sienten por los estados unidos un odio cerval embutido en unos Levi’s 501 de los 80 y mandando a sus hijos a Orlando en los 2000. En los Estados Unidos han habido desde hace bastantes años cargos públicos relevantes como congresistas, gobernadores, alcaldes, jefes de policía, jueces, militares… de todas las razas y procedencias, así como graduados y doctorados en las más representativas universidades, o profesionales, científicos, investigadores… Parece que nadie se acuerda hoy de Colin Powell ni de Condoleeza Rice, por ejemplo. Que un presidente de la nación fuera negro o se llamase José Ramírez era cuestión de tiempo.
De Barak Obama tendremos tiempo para hablar largo y tendido. Así que prefiero dejar hoy un enlace a la actitud de McCain. Todo un ejemplo en tiempos difíciles. A ver si los de aquí, acostumbrados a vivir a costa del contribuyente, se sienten aludidos.
Solo hay que leer tu post al respecto y el mío para ver que coincidíos en muchísimas cosas, pero si lees otros te das cuenta de lo mismo. Casi todos hemos sacado el mismo análisis, donde lo más destacado es la envidia sana que sentimos de los americanos ya que ellos tienen una verdadera democracia.
ResponderEliminarSaludos
Los problemas que debe afrontar Obama son internos y externos.
ResponderEliminarEl que requiere una mayor urgencia es la crisis económica que sufre el país, derivada del colapso del sector financiero norteamericano. Los datos del último trimestre indican una contracción del Producto Interior Bruto (PIB) del 0,3%, y algunos expertos señalan que la recesión puede durar hasta entrado el año 2010.
Esto hace imposible el cumplimiento de algunas de las promesas realizadas por Obama durante la campaña electoral incluidas en su programa.
Por ejemplo el aumento del gasto público de cerca de un billón de dólares, sobre todo en servicios sociales, como la Sanidad, y la Educación.
También hay que descartar las inversiones en el ámbito de las nuevas tecnologías, con un presupuesto anual de 15.000 millones de dólares.
Otro problema grave es la política exterior; el manejo de las guerras de Afganistán e Irak. Obama ha prometido poner fin a la guerra de Irak en 16 meses y mandar más tropas a la guerra contra los talibanes.
Y como guinda,amén del expansionismo ruso, el programa nuclear iraní.
Aunque he colaborado en la campaña pro Mc Cain,como asesor económico en un think-thank,le deseo lo mejor para que logre llevar a los EEUU al lugar que merece.
Buena suerte.
La diferencia salta a la vista, y a Youtube...
ResponderEliminarPor sus hechos lo conoceremos. No es la primera vez que el electorado se equivoca. Aquí tenemos experiencia.
ResponderEliminarImpresionante discurso y actitud.
ResponderEliminarcomo los de aquí.
Yo ando en uno de leer las reacciones. me gustó mucho lo que me has dicho sobre Zp.
ResponderEliminar:)
Y otra cosa, esa luna de miel no va a durar nadita!!!!