
Hace casi un año que habilité en este blog el gadget que, vía Google, actualiza noticias relacionadas con el texto de búsqueda que cada usuario quiera poner.
La referencia de búsqueda que yo puse fue “libertad digital”, por disponer al momento de algunos de los titulares de uno de los medios digitales que suelo consultar a diario.
Durante el primer mes me sorprendió ver que casi la mitad de los enlaces a LD no provenían de su propia web; el origen estaba en El Plural de Enric Sopena. Y esa ha sido la tónica habitual durante todo el pasado año 2008. De hecho, en el momento de escribir estas líneas, a las 8:45 p.m. la captura de pantalla que ilustra este artículo demuestra que, de cuatro titulares, tres son de El Plural.
Reconozco que visito el diario on line de Sopena un par de veces por semana. Seguramente habrá alguno que me lo reproche, y no le faltaría razón, si mi pretensión fuera buscar información objetiva sobre cualquier cosa, aunque fuese una promoción de camisetas. Pero tal no es el caso. A cualquier persona normalmente constituida en lo que se refiere a criterio e intelecto – tenga la tendencia política que tenga – podría ver claro, tras examinar diez o doce artículos, que el propósito de El Plural no es informar; es intoxicar.
En cierto modo, considero lógica la línea panfletaria del diario de Sopena. Cualquier noticia, venga de donde venga y vaya en contra o a favor de quien o lo que sea, pasa por el filtro ideológico de este mediocre y sectario comunicador y sale convertido en una loa a Zapatero, sus amigos o sus preferidos, o en una crítica a todo lo que a él le suene a derecha, conservadurismo, liberalismo y/o religión, conceptos contra los que muestra, sin disimulo, un odio africano de difícil descripción, no sé si motivado por su propio pasado relacionado con el franquismo, del que muchos como él se confesaron opositores cuando Franco y los “grises” ya no pintaban nada, o por su propia necesidad de justificar el sueldo y los favores recibidos durante su ya dilatada carrera de desinformador.
¿Por qué leo ocasionalmente El Plural? Dos son los motivos principales. El primero, es que, cuanto más leo los artículos de opinión y políticos de los colaboradores del panfleto, mas me fortalezco en mis principios elementales que, al margen de toda política (y más de toda política en España tal y como están las cosas) pasan por defender la libertad de expresión y de información siempre y cuando estén basados en la verdad y no en la intención manipuladora de ciertos, y abundantes, medios.
El segundo motivo es más prosaico, pero también válido para mí. Si uno se abstrae un poco de las informaciones, que es lo que yo procuro hacer cuando visito algunos de estos verdaderos manuales de lo intencionadamente torcido , se puede llegar a pasar un hilarante momento, además de comprobar como buena parte de los lectores que comentan las noticias parecen salidos de aquellas milicias del 34, que tiroteaban por igual a derechistas o izquierdistas que no compartiesen los métodos de quienes, desde los bancos socialistas del Congreso de los Diputados, llamaban a la guerra civil si no conseguían sus objetivos. Jamás he leído tanto comentario jaleando a quienes dicen estar alejados de la manipulación y la crispación al tiempo que mienten y crispan sobre cualquier noticia que caiga en sus manos.
Alguien me envió un mail, meses atrás, afeándome por mis críticas a El Plural y mi defensa hacia Libertad Digital, medio considerado por la izquierda como fascista y reaccionario. Repito aquí lo que le contesté al remitente. Una de las innumerables y abismales diferencias entre LD y la hoja parroquial de Sopena es que el primero informa y critica por igual a la derecha y a la izquierda, mientras que el segundo, con un estilo de redacción cada vez más zafio y descuidado, solo critica a la derecha tergiversando cualquier información a favor de los intereses que le sostienen a él y a su web.
En realidad al Sr. Sopena le conviene que Libertad Digital siga existiendo; porque si desaparece, El Plural perdería la mitad de sus contenidos. Y no tiene este señor el patio como para presumir de lustre.