
Magdalena Álvarez, ministra de Fomento, se perfecciona en su perfil público y complementa de nuevo su imagen de ministerio desastroso con el aditamento del insulto a la inteligencia y el comportamiento provocador de chulo de barrio.
No creo que la táctica de arremeter contra Rajoy haya satisfecho a nadie, si contamos por nadie a cualquier persona que sea capaz de dejar a un lado sus preferencias de partido y reflexione con objetividad sobre las declaraciones de esta “miembra” del gobierno. A los partidarios acérrimos de su propio color les habrá encantado y divertido, seguramente
El hecho de que esta mujer, de semejante y continuada actitud, siga ostentando un cargo público de tanta responsabilidad y representatividad, me reafirma en mis planteamientos de artículos recientes sobre la necesidad urgente de que los ciudadanos exijamos a los partidos un saneamiento profundo de sus comportamientos políticos. Si hacemos un balance de cuales son las verdaderas líneas de actuación del gobierno encontraremos unos resultados desalentadores: ineptitud para hacer frente a la crisis, campañas de distracción, insulto y recuerdo permanente y efectista de catástrofes sucedidas durante las legislaturas presididas por Aznar, de la dictadura de Franco y el recuerdo sectario de la preguerra, la guerra civil y la post guerra.
Con todo esto, no puedo culpar exclusivamente al Presidente Zapatero, ministros, asesores y demás aparato del partido y del gobierno. A riesgo de caer antipático (riesgo que, a estas alturas, me es indiferente) no puedo por menos que decir que me parece chocante que haya tantos ciudadanos que se dejen, digamos, distraer, con este montón de insensateces.
La ministra Álvarez no ofrecerá ninguna solución eficiente. No es su costumbre. No es su estilo. Al contrario; como algún político de la oposición ose criticarla más de lo debido, ella le deseará verle colgado del ala de un avión, o enterrado bajo toneladas de nieve, y se acabó el problema. Además, la Sra. Álvarez sabe muy bien que la inmensa mayoría de sus once millones de votantes no necesitan disculpas. Se contentan con unos cuantos insultos a los de enfrente y una buena dosis de Prestige que pincharse en vena.
En cualquier caso, los afectados por el colapso del aeropuerto de Barajas y los atascos de tráfico provocados por esos escasos centímetros de nieve se quedarán con lo puesto. Es decir; con las horas y días de incomodidades, la indignación y los perjuicios ocasionados por la pérdida de tanto tiempo. Y el resto de españoles, con la sensación de que una nevada fuerte, que no llegó ni a tempestad, puede dejar KO a toda la nación.
Mientras tanto, para consuelo de quienes se consuelan con nada, o con aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”, nos queda el vídeo de Zapatero, las manifestaciones “pacíficas” anti Israel y el finalizado proceso a Ibarretxe.
Moratinos vuela hacia Egipto para mediar en una guerra sobre la que el gobierno español toma partido por los de siempre, a la vez que ignora a los otros de siempre. ZP se lo pone complicado. Convoca una manifestación que acaba apedreando la embajada de Israel, ejercicio este muy habitual entre ciertos pacifistas que, de toda la vida, muestran lo que entienden por convivencia asaltando embajadas de países donde no existe la lapidación, la horca, ni la mutilación. Así, el ministro de asuntos exteriores podrá presentarse con la cabeza bien alta, representando a un país neutral que, precisamente, es lo que se necesita para poder mediar entre otros dos enfrentados.
Y esta tarde, en Onda Cero, entrevista de Julia Otero al Rodríguez Zapatero. Cualquier otro día yo hubiera escuchado los diez o quince primeros minutos de dicha entrevista. Pero hoy es uno de esos cada vez más numerosos días en los que uno se siente verdaderamente harto de esta clase política mentirosa, arrivista e inútil. Me va a merecer más la pena ver un par de capítulos de The Unit que tengo pendientes.
No creo que la táctica de arremeter contra Rajoy haya satisfecho a nadie, si contamos por nadie a cualquier persona que sea capaz de dejar a un lado sus preferencias de partido y reflexione con objetividad sobre las declaraciones de esta “miembra” del gobierno. A los partidarios acérrimos de su propio color les habrá encantado y divertido, seguramente
El hecho de que esta mujer, de semejante y continuada actitud, siga ostentando un cargo público de tanta responsabilidad y representatividad, me reafirma en mis planteamientos de artículos recientes sobre la necesidad urgente de que los ciudadanos exijamos a los partidos un saneamiento profundo de sus comportamientos políticos. Si hacemos un balance de cuales son las verdaderas líneas de actuación del gobierno encontraremos unos resultados desalentadores: ineptitud para hacer frente a la crisis, campañas de distracción, insulto y recuerdo permanente y efectista de catástrofes sucedidas durante las legislaturas presididas por Aznar, de la dictadura de Franco y el recuerdo sectario de la preguerra, la guerra civil y la post guerra.
Con todo esto, no puedo culpar exclusivamente al Presidente Zapatero, ministros, asesores y demás aparato del partido y del gobierno. A riesgo de caer antipático (riesgo que, a estas alturas, me es indiferente) no puedo por menos que decir que me parece chocante que haya tantos ciudadanos que se dejen, digamos, distraer, con este montón de insensateces.
La ministra Álvarez no ofrecerá ninguna solución eficiente. No es su costumbre. No es su estilo. Al contrario; como algún político de la oposición ose criticarla más de lo debido, ella le deseará verle colgado del ala de un avión, o enterrado bajo toneladas de nieve, y se acabó el problema. Además, la Sra. Álvarez sabe muy bien que la inmensa mayoría de sus once millones de votantes no necesitan disculpas. Se contentan con unos cuantos insultos a los de enfrente y una buena dosis de Prestige que pincharse en vena.
En cualquier caso, los afectados por el colapso del aeropuerto de Barajas y los atascos de tráfico provocados por esos escasos centímetros de nieve se quedarán con lo puesto. Es decir; con las horas y días de incomodidades, la indignación y los perjuicios ocasionados por la pérdida de tanto tiempo. Y el resto de españoles, con la sensación de que una nevada fuerte, que no llegó ni a tempestad, puede dejar KO a toda la nación.
Mientras tanto, para consuelo de quienes se consuelan con nada, o con aquello de “mal de muchos, consuelo de tontos”, nos queda el vídeo de Zapatero, las manifestaciones “pacíficas” anti Israel y el finalizado proceso a Ibarretxe.
Moratinos vuela hacia Egipto para mediar en una guerra sobre la que el gobierno español toma partido por los de siempre, a la vez que ignora a los otros de siempre. ZP se lo pone complicado. Convoca una manifestación que acaba apedreando la embajada de Israel, ejercicio este muy habitual entre ciertos pacifistas que, de toda la vida, muestran lo que entienden por convivencia asaltando embajadas de países donde no existe la lapidación, la horca, ni la mutilación. Así, el ministro de asuntos exteriores podrá presentarse con la cabeza bien alta, representando a un país neutral que, precisamente, es lo que se necesita para poder mediar entre otros dos enfrentados.
Y esta tarde, en Onda Cero, entrevista de Julia Otero al Rodríguez Zapatero. Cualquier otro día yo hubiera escuchado los diez o quince primeros minutos de dicha entrevista. Pero hoy es uno de esos cada vez más numerosos días en los que uno se siente verdaderamente harto de esta clase política mentirosa, arrivista e inútil. Me va a merecer más la pena ver un par de capítulos de The Unit que tengo pendientes.