
Justo cuando uno piensa que le queda poca capacidad para sorprenderse, ocurre alguna cosa que aún le hace cierto efecto.
Como le dije ayer a una compañera blogger, en un comentario visitando su blog, yo tenía catalogada a Pilar Rahola en cierto segmento intransigente de la izquierda catalana. Mis motivos se basaban en las muchas declaraciones e intervenciones que le escuché durante los 90, década que pasé casi toda viviendo en Cataluña. Por aquel tiempo,
Supongo que muchos recordamos aún ciertos gritos suyos en el parlamento, como si estuviera en pleno éxtasis republicano-inquisidor.
En estos últimos días he seguido sus declaraciones - y la consiguiente persecución de la izquierda catalana - sobre la invasión israelí de Gaza. Reconozco que, desde entonces, he tenido que repasar algunas de sus frases dos veces para poder creer lo que estoy leyendo. De todas ellas, me quedo con una que resume lo que muchos defendemos, por ser suficientemente definitoria de la situación de oriente medio:
El mérito de Israel es mantener la única democracia en una zona geopolítica donde predominan unas dictaduras de orden medieval.
La campaña de satanización de Rahola es feroz, como todas las campañas que la izquierda ha emprendido en España cuando ha tratado de derribar a alguien. Si se trata de manchar el honor de una persona, se mancha. Si hay que insultar, se insulta. Si conviene amenazar, se amenaza. Si hay que hundir, se agujerea lo que haya que agujerear, con tal que entre el agua a raudales y el barco se vaya a pique.
No tienen la más mínima consideración con quien sea su objetivo. España es, de los países que conozco, donde mejor funciona aquello de “calumnia, que algo queda”. Y si quienes, entre otras muchas prácticas, los que calumnian son los de siempre, pueden estar tranquilos porque casi nunca deben cargar con consecuencias posteriores.
La necesidad desmesurada que la izquierda “progresista” muestra por sacar partido a toda costa de la invasión israelí de Gaza le lleva a arrollar todo lo que se pone por delante. Tal ímpetu recuerda al apetito incontrolado por el escándalo que mostró en otras situaciones como la del petrolero Prestige. La diferencia es que, si en aquélla, la izquierda jugó con la propaganda generada por los estragos en el medio ambiente y la economía de la costa gallega, en esta trata de exacerbar a los ciudadanos hablando solamente de las víctimas de un lado, ignorando las de otro.
Disidentes, periodistas y asociaciones contrarias al mercantilismo político de los partidarios de Hamas están en el punto de mira de quienes dicen defender
Ahora que parece olvidado aquél cordón sanitario en torno a la derecha, que tanto gustaba a artistas vendidos, como Lupi, el ejercicio de abonar el antisemitismo, a la vez que la simpatía por los degolladores y mutiladores, nos está costando muchas grietas en la maltrecha convivencia política española. Grietas que no separan a los dos grandes partidos, porque uno gobierna y el es oposición ineficaz. Este abismo distancia a la clase política y a la progresía obediente del resto de ciudadanos, que asistimos al desvarío diario de los poderes que nos gobiernan y de quienes les sustentan.
http://blogs.periodistadigital.com/24por7.php/2009/01/15/izquierda-fascista-pilar-rahola-israel-5555