
El Audi de Touriño sale a la venta y la galaxia de Juan José “Spok” Ibarretxe está en plena revolución.
Apuesto lo que ustedes quieran contra lo que no tengo a que muy pocos pensaron que el resultado de las elecciones autonómicas iba a dar para tanto.
Reconozco que, si los hay muy, muy sorprendidos, yo me cuento entre ellos. Ayer viví la demostración empírica de que las maquinarias de propaganda no son infalibles en nuestro país. Yo creía todo lo contrario, o casi. Pero la realidad, anoche, me dejó sin argumentos.
El Partido Popular volverá a gobernar Galicia. Yo no daba ni un Euro por su mayoría absoluta. Como mucho, hubiera apostado que ganaría, pero sin conseguir los votos suficientes para gobernar en solitario. Visto el resultado de la voluntad de los votantes, El PP, con 39 escaños, Volverá a la Xunta de Galicia tras una legislatura de ausencia.
Uno. En esta ocasión no ha sido suficiente una legislatura para que el sectarismo gobernante haya podido enraizar suficientemente como para convertirse en algo inamovible. Casos indignantes y traumáticos, como que ciertos focos de los incendios que asolaron Galicia hace pocos años no pudieron atenderse convenientemente por falta de personal forestal, al que no se le había renovado contrato laboral por no hablar gallego o la creciente agresión lingüística contra los no gallego hablantes.
Dos. Quizás al Presidente “Siguiente Pregunta” Touriño daba por sentado que su prepotencia y el suntuoso despilfarro del los ciudadanos, y las poco apropiadas fotos del líder nacionalista Quintana en el yate de un constructor favorecido con numerosos contratos por parte de las instituciones, no iban a costarle votos. Hemos visto que no ha sido así. En este aspecto, reconozco que los gallegos nos han dado una lección que pocas veces se ha visto en España. Han sabido poner en su sitio a un gobierno que gobernaba para sí y su nacionalismo excluyente. Ahora, el Partido Popular deberá demostrar que tiene capacidad para guiar a la comunidad en estos complicados tiempos de crisis. Y tendremos que ver y oís como los que gobernaron hasta ahora culparán de la situación actual a quienes recién acaban de llegar.
En el País Vasco se da la paradoja de que el ganador, el aún Lehendakari “Spok” Ibarretxe, califica como “agresión política” la posibilidad de que PSOE, PP y UpyD, cuyo escaño está todavía por confirmar, se coaliguen para formar un gobierno que desalojaría al PNV del gobierno vasco. Puestos a comprobar teorías, me ratifico en que el político es, con casi toda seguridad, el ser humano más caradura de
Al margen de esto, vivimos un momento histórico que puede cerrarse en falso, si los partidos llamados “constitucionalistas”, ahora que tienen la posibilidad, no unen sus esfuerzos para desalojar del poder al PNV, que también haría tambalearse al sistema de clientelismo nacionalista que vive muy bien, desde hace tres décadas, entre el funcionariado, las instituciones y algunas empresas favorecidas por el PNV.
La decisión, moralmente, es sencilla. Patxi López tiene en sus manos – a tenor de lo que asegura Pepe Blanco , quien dice que el vasco dispone de libertad para decidir – la posibilidad de ofrecer un verdadero cambio para su tierra. Un cambio de verdad, aunque ello supusiera un recrudecimiento en la frecuencia de atentados terroristas. Pero, por otra parte, la decisión estratégica, si existen ingerencias desde Madrid, pasaría por no disgustar a Ibarretxe, quien tiene mucho que decir en cuanto a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.
De momento, Feijoo pone a la venta el Audi aquél, Limousine más lujosa que