
Hoy vi un valiente. Me gustaría decir que le he conocí, pero no fue posible.
Creo que le tuve ante mis ojos poco más de diez segundos. Un hombre que aparentaba tener unos sesenta y cinco años. Cabello blanco, complexión normal, estatura media. Un cartel entre sus manos con un texto más o menos parecido a “abortar es matar inocentes”. Nada más. Ni mesa, ni silla, ni mochila, ni nada. Y solo. Completamente solo en medio de la gente.
Le vi desde el autobús urbano, circulando frente al Edificio de Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón. Allí estaba este señor. Cerca de la entrada principal, pero sin molestar. Mostrando su pequeña pancarta a quien quisiera verla. Tuve el tiempo suficiente para observar como un grupo de cuatro o cinco caballeros bien trajeados salía del edificio, pasaba por su lado y le miraban entre sonrisas.
El valiente simplemente estaba allí. Como un discreto recordatorio para quienes todavía no hemos amordazado nuestras conciencias. El escaso tiempo que el autobús estuvo circulando despacio, apenas unos segundos, fue suficiente para llamar la atención de algunos de los pasajeros. Solo oí a uno que le insultó, llamándole “carcamal”. No me reprimí y le contesté “Ese hombre está demostrando verdadero valor. Eso es mucho más de lo que otros harán en toda su vida”. Es una paga ingrata lo que a veces se obtiene a cambio de defender
Mañana pasaré por el mismo lugar. Llevaré mi grabadora, por si él está allí de nuevo. Quiero hablarle, entrevistarle y pedir su permiso para publicar aquí lo que quiera contarme.