
Hitler, Mussolini. Stalin. Castro, Pol Pot, Saddam Hussein, Ahmadineyad, Mao, Franco, Stroessner, Pinochet, Kim Jong-il.
Todos ellos ensayaron en su tiempo una de las múltiples formas de dirigir al pueblo con mano de hierro: el control absoluto sobre la cultura. Quizás Hugo Chávez no haya decidido aún organizar una quema pública de libros, que todo se andará, pero si está ocupando tiempo y recursos en seleccionar libros que son retirados de las bibliotecas públicas.
El Principito, Lecturas para jóvenes venezolanos, El misterio de la momia, Venezuela, Política y Petróleo son algunos de los libros considerados peligrosos por el régimen chavista. Los Fanáticos del socialismo del siglo XXI aseguran que títulos como los citados, además de muchos otros, fomentan el capitalismo o hacen mención al “imperio” norteamericano; aunque la razón oficial conocida por el pueblo venezolano es mucho más simple y directa. Los casi 60.000 libros retirados de las bibliotecas públicas estaban obsoletos, en mal estado, o contaminados de polilla. Tan solo en el estado de Miranda habrían sido retirados 46.000 libros, que fueron posteriormente convertidos en pulpa de papel.
Pero este nuevo despropósito del “revolucionario bolivariano” pretende llegar aún más lejos en su “normalización” de la cultura infantil y juvenil. En algunas bibliotecas fueron retirados cuentos infantiles donde aparecían textos o ilustraciones sobre la nieve, pare ser sustituidos por libros sobre la vida y hazañas del asesino Che Guevara.
Otras publicaciones fueron también “purgadas” por estar editadas durante el periodo llamado “
El régimen insiste que la retirada de estas decenas de miles de libros para su destrucción se debe a una extraña plaga de hongos y polilla que afecta a los ejemplares, pero nadie da crédito a una excusa tan burda. Nadie conoce un precedente similar en ningún otro país.
La estrategia de anulación de ciertas áreas de la cultura para su sustitución por otras más cómodas para el dictador no ha hecho más que empezar. Cuando el pueblo se acostumbre a esta practica, los camisas rojas ya no necesitarán ningún pretexto para destruir cuantos libros se les antoje. De esto al encarcelamiento de intelectuales y maestros que no quieran adaptarse a la enseñanza de asignaturas chavistas solo hay un paso, que no tardará es ser realidad.
El resto del mundo mira hacia otro lado, absorto en su propia crisis, mientras nace una nueva Cuba que promete miseria y represión al pueblo venezolano. La “purga” de libros es tan solo otro paso más, como el cierre de algunos medios de comunicación y la intervención en otros, la adulteración de resultados electorales, o la intimidación y el asesinato de estudiantes, escritores y periodistas.
Bolivia sigue los mismos pasos, de la mano del mitómano Evo Morales. Las consignas y el populismo, como en los 60s, convencen a muchos. La historia se repite, como se repetirán las consecuencias si el pueblo no reacciona y lo remedia.