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Si yo dijera que este feto es el de un ser vivo, pero que no hay base científica para ser un delfín, ¿qué pensarían ustedes de mí?
OK. Mejor que no me lo digan…
Hay algo que nos ayuda a mantenernos a salvo a los que luchamos por mantener nuestro criterio libre y nuestra moral y ética sanas de ser arrollados por el tsunami de relativismo que provocó en España la llegada de Zapatero y su corte de aleccionadores, es la escasa preparación humanística y académica de la inmensa mayoría de prebostes que este régimen continuador del felipegonzalismo ha colocado en ministerios, direcciones secretarías, presidencias y asesorías.
Carmela Silva es la portavoz del PSOE en el senado. Se declara seguidora de Bibiana Aído. Y como tal, se siente indignada porque el “Bebé Aído” y su difusión son una ofensa a la democracia.
Silva es una más de los progres que defienden “total y absolutamente que las jóvenes tengan capacidad para decidir sobre su vida sexual y reproductiva”, a la vez que le parece muy mal que los conservadores pretendan imponer su moral a la sociedad.
Tal es el planteamiento tras el que se parapeta la portavoz del Partido Socialista. Ambas partes de dicho planteamiento cumplen el perfil suficiente como para dejar entrever que no son más que consignas del manual ZP. Veamos.
Lo que Silva defiende, enmascarándolo con una perífrasis que presenta la cruda realidad como algo aceptable ante jóvenes de hoy y simpatizantes del partido, no es más que el aborto indiscriminado de niños no nacidos. Los estrategas socialistas saben muy bien que la palabra aborto suena aún muy dura en esta sociedad, incluso entre esa curiosa parte de militantes y votantes socialistas que se definen como cristianos practicantes, concepto este tan contradictorio y absurdo como el de los que se proclaman republicanos simpatizantes de Juan Carlos I, por ser un rey moderno y muy republicano.
Carmela Silva adorna el aborto de fetos de hasta 13 semanas como “capacidad para decidir sobre la propia vida sexual y reproductiva”. Esto es exactamente lo mismo que llamar “tomar prestado” al hecho de robar. El resultado, se mire como se mire, es la muerte de un ser humano al que Bibiana Aído le niega la categoría de tal y, de paso, un ataque frontal a la autoridad paterna sobre el adolescente y al refugio familiar que toda persona necesita en los primeros años de su vida.
Además, a la portavoz socialista le parece indigno que la oposición pretenda hacer valer su modo de pensar. La pregunta siguiente es: ¿Es indigno también que el Partido Socialista pretenda imponer, en tantos aspectos, su modo de pensar y su doctrina?
Defender la vida de un no nacido de 12 semanas es un insulto a la democracia. De asegurar tal cosa a proclamar “la democracia soy yo” hay muy poca diferencia. El PSOE no cree que necesite disimular su absolutismo. Y, en cierto modo, no le hace falta, porque la mayoría de los votantes españoles se lo permiten y le avalan con sus votos, mientras se les distrae con chanzas sobre Aznar, con la caza y captura contra el partido de la oposición, con el aborto, con los “matrimonios no tradicionales”, con una ley de memoria histórica trazada para satisfacer exclusivamente a frentepopulistas, o con
Bibiana Aído dijo que sí; que vale; que el feto de un bebé de hasta 13 semanas es un ser vivo. Claro. Crece y se desarrolla. Pero dice que no hay base científica para asegurar que dicho feto es un ser humano. Y con semejante cátedra, esta lumbrera de la ética, la moral y la ciencia deja abierta la posibilidad de que ese feto vivo, pero no humano, pueda acabar siendo un gato, una tortuga, una ministra de igualdad o un ornitorrinco. Y Carmela Silva, la que habla de tender puentes de entendimiento, asegura “todas somos Bibiana Aído”.
Lectura recomendada para fin de semana insulso: el blog de Carmela Silva. Es, cuando menos, epatante. Hace mucho tiempo que no encontraba, en un solo sitio, semejante relación de tópicos vacíos y propuestas confusas. En la línea de su partido.