Si la clase trabajadora espera que los sindicatos mayoritarios la defiendan como necesita, puede esperar sentada. Los sindicatos son, desde hace tiempo, la punta de lanza del encabronamiento sistemático del diálogo social.
Ni UGT ni CCOO, con sus ejércitos de liberados sindicales, transmiten la confianza necesaria para quienes más les necesitan ahora: los desempleados. Zapatero pidió cariño a las centrales sindicales. Éstas le dan mucho más. Están dispuestas a arrasar a quien se atreva a dudar de su amado líder.
Piensen por un momento qué habría sucedido hoy en España si, en lugar de un sindicalista garbancero, hubiera sido un derechista el que hubiese proferido la zafiedad de la que aún horas después se sentía orgulloso quien la proclamó . De nuevo se cumple la tácita máxima que asegura sin error que a la izquierda se le permite todo.
Para José Ricardo Martínez, sindicalista mononeuronal (por concederle alguna función cerebral, aunque sea primaria), Miguel Ángel Fernández Ordóñez no entiende nada de economía. Es exactamente la misma y reciente línea de comportamiento que ha mostrado Elena Salgado, Vicepresidenta Económica del gobierno, que ha logrado superar al anterior Solbes en ineficacia manifiesta. Salgado reconoció hace escasas horas que la recuperación económica de España será un camino arduo y largo; mucho más complicado que para los países que ya están viendo signos de recuperación. Es decir; reconoce ahora exactamente lo mismo que ya avisaron la semana anterior el FMI y otros organismos económicos, además de Fernández Ordóñez, cosa que a ella tanto molestó entonces.
El problema de este gobierno no es solo la inutilidad solemne de la que hace gala a la hora de tomar decisiones en tiempos de crisis. Es desesperante comprobar cómo las áreas de trabajo, defensa, economía... son regidas por ministros y miembras que no dan una a derechas, que dilapidan el dinero que les asigna Zapatero con su extraño criterio. El problema que nos está costando a los españoles el desmoronamiento diario de nuestro estado es que Rodríguez Zapatero, su gobierno, sus partidarios y los sindicatos viven apartados de la realidad, más ocupados de flotar en su cuento de hadas, quizás seguros (y puede que tengan razón) de que su nicho de votos incondicionales les respaldan para conducir a España del modo que lo hacen.
Mientras la economía seguía funcionando bien, debido a la inercia de años anteriores, Zapatero y su mundo eran felices, proponiendo, haciendo, deshaciendo y modelando nuestra sociedad a su antojo y al de los colectivos que tanto apoyaron a ZP en 2004. Hoy, como hace dos años, el barco hace agua; pero el Presidente de Gobierno, y por contagio toda su corte, sigue pensando que la nave es insumergible. Lo mismo pensó el armador del Titanic: "A este barco no lo hunde ni Dios".
Aviso a conformados, partidarios e indiferentes. Como habrán podido observar, no hay crisis. No hay recesión. No hay desempleo, ni ruina, ni cierre de empresas, ni pérdida de poder adquisitivo, ni nada de eso que decían los crispadores que llegaría. Todo está bien y Zapatero tenía razón entonces, como la tiene ahora. Así que el Sr. Ordóñez se vaya a su pxxx casa. Que el FMI no tiene ni idea. Que la subida de impuestos, primero temporal y ahora fija y bien agarrada a nuestras rentas, será nuestra salvación.
Lo ha dicho Zapatero. Y Zapatero nunca miente. Motivos para creer.
Ni UGT ni CCOO, con sus ejércitos de liberados sindicales, transmiten la confianza necesaria para quienes más les necesitan ahora: los desempleados. Zapatero pidió cariño a las centrales sindicales. Éstas le dan mucho más. Están dispuestas a arrasar a quien se atreva a dudar de su amado líder.
Piensen por un momento qué habría sucedido hoy en España si, en lugar de un sindicalista garbancero, hubiera sido un derechista el que hubiese proferido la zafiedad de la que aún horas después se sentía orgulloso quien la proclamó . De nuevo se cumple la tácita máxima que asegura sin error que a la izquierda se le permite todo.
Para José Ricardo Martínez, sindicalista mononeuronal (por concederle alguna función cerebral, aunque sea primaria), Miguel Ángel Fernández Ordóñez no entiende nada de economía. Es exactamente la misma y reciente línea de comportamiento que ha mostrado Elena Salgado, Vicepresidenta Económica del gobierno, que ha logrado superar al anterior Solbes en ineficacia manifiesta. Salgado reconoció hace escasas horas que la recuperación económica de España será un camino arduo y largo; mucho más complicado que para los países que ya están viendo signos de recuperación. Es decir; reconoce ahora exactamente lo mismo que ya avisaron la semana anterior el FMI y otros organismos económicos, además de Fernández Ordóñez, cosa que a ella tanto molestó entonces.
El problema de este gobierno no es solo la inutilidad solemne de la que hace gala a la hora de tomar decisiones en tiempos de crisis. Es desesperante comprobar cómo las áreas de trabajo, defensa, economía... son regidas por ministros y miembras que no dan una a derechas, que dilapidan el dinero que les asigna Zapatero con su extraño criterio. El problema que nos está costando a los españoles el desmoronamiento diario de nuestro estado es que Rodríguez Zapatero, su gobierno, sus partidarios y los sindicatos viven apartados de la realidad, más ocupados de flotar en su cuento de hadas, quizás seguros (y puede que tengan razón) de que su nicho de votos incondicionales les respaldan para conducir a España del modo que lo hacen.
Mientras la economía seguía funcionando bien, debido a la inercia de años anteriores, Zapatero y su mundo eran felices, proponiendo, haciendo, deshaciendo y modelando nuestra sociedad a su antojo y al de los colectivos que tanto apoyaron a ZP en 2004. Hoy, como hace dos años, el barco hace agua; pero el Presidente de Gobierno, y por contagio toda su corte, sigue pensando que la nave es insumergible. Lo mismo pensó el armador del Titanic: "A este barco no lo hunde ni Dios".
Aviso a conformados, partidarios e indiferentes. Como habrán podido observar, no hay crisis. No hay recesión. No hay desempleo, ni ruina, ni cierre de empresas, ni pérdida de poder adquisitivo, ni nada de eso que decían los crispadores que llegaría. Todo está bien y Zapatero tenía razón entonces, como la tiene ahora. Así que el Sr. Ordóñez se vaya a su pxxx casa. Que el FMI no tiene ni idea. Que la subida de impuestos, primero temporal y ahora fija y bien agarrada a nuestras rentas, será nuestra salvación.
Lo ha dicho Zapatero. Y Zapatero nunca miente. Motivos para creer.
Copie y pegue el texto, si desea oír el artículo.
Obviando el tema social, ya que todos sabemos quiénes son los sindicatos, hay que recalcar la patente de corso que tiene la izquierda para dirigirse en esos términos sin ser reprendida por nadie.
ResponderEliminarSaludos
Mientras a los sindicatos no le financie solo las cuotas de sus afiliados no defenderan nunca de verdad al trabajador
ResponderEliminarRecuerdo cuando al ya fallecido Charlton HEston, lo pusieron como hoja de perejil (los de siempre) por decir aquello de "sólo me quitaréis mi arma...".
ResponderEliminarMenos mal que el tío ese de UGT (no me molesto ni en buscar cómo se llama) no dispone de armas, él y los que piensan como él, porque serían la facción española de los Jemeres: utopía agraria (sindicalista) 2!!
Quien paga,manda
ResponderEliminarEl nivel de la izquierda garbancera es absolutamente espectacular.
ResponderEliminarEste patán de secretario de la UGT de Madrid desconoce que el Gobernador del Banco de España es independiente y no están sometidas sus decisiones y opiniones al Ejecutivo.
Pensará el chafardero sindicalista que al igual que ellos son estómagos agradecidos y mamporreros de Zapatero, que viven de la subvención y abrevan en el pesebre,MAFO circula por las mismas carreteras secundarias que esta caterva.
Pues no,gañán,no.
"Con la boca llena no se habla"
ResponderEliminarManual del buen sindicalista con clase