Durante
estos pasados días de constipado, algo de fiebre y garganta ardiente, tuve la
oportunidad de conocer a uno de esos comunistas de los que quedan pocos. Y
cuando digo “pocos”, me refiero a la poca representatividad política que
tienen, aunque soy consciente de que en lo referente al asunto que voy a
nombrar, la mayoría de socialistas mantienen una postura idéntica a la de sus
hermanos comunistas.
Decía
pues, que le conocí hace pocos días. Casi accidentalmente. Un amigo común me lo
presentó. Estábamos conversando sobre el ataque que la blogger Yoani Sánchez
sufrió recientemente, por parte de unos bestias pro castristas intolerantes con
la libertad de expresión.
El
comunista no se mostró abiertamente partidario de los agresores, pero dejó caer
una frase que me dejó helado. “Lo que no se puede hacer es criticar al régimen
sin esperar consecuencias...”
“En Cuba
– decía él tan convencido – existe la libertad de expresión. Pero existen
también instituciones que merecen el máximo respeto. La Revolución exige a sus
hijos fidelidad y obediencia. Por eso la democracia es débil. No sabe imponerse
contra los rebeldes que no quieren aceptar la realidad.”
No voy a
extenderme más sobre lo que este personaje llegó a decir. Pero si algo me quedó
claro después de escuchar semejantes consignas liberticidas, es que los que
siguen mitificando al régimen castrita poco se llevan con aquellos admiradores
de una Unión Soviética que idealizaban en occidente como defensora de las
libertades y los pueblos.
Debo
decir, en su descargo, que este pedante aprendiz de teórico marxista sufría tal
empanada mental en su cabeza que aún no me explico como era capaz de coordinar
funciones motoras complejas, por decirlo de un modo suave. Intentó convencernos
de que el bloqueo americano era literal; lo que se dice una isla rodeada por
una gigantesca flota de barcos yankees que no dejan pasar una sola sardina sin
que ésta pueda acreditar una satisfactoria condición anticomunista. Que la
ruina de Cuba no se debía a una desastrosa gestión nacional comunista, sino al
complot de occidente contra un pueblo que ansiaba la libertad. Que no era
cierto que el castrismo, como verdadero comunismo, fuera ingerente en otros
países americanos y africanos..
Reconozco
que no me esforcé mucho en intentar convencerle de lo contrario. La experiencia
me ha demostrado que a un totalitarista de esta especie, lo único que le saca
de su paranoia es encontrarse de golpe con la realidad. Como el caso de otro
conocido, que hace muchos años viajó a Cuba, feliz porque iba a conocer su
ideal, y volvió derrumbado y avergonzado. O el otro caso de un universitario, a
la sazón socialista marxista leninista puro (como él se calificaba a sí mismo)
que a los treinta años tenía su propio despacho de derecho empresarial en la
avenida más cara de la ciudad, su barco amarrado en Salou, su vivienda habitual
en un área residencial exclusiva, y su Mercedes de 50.000 € customizado, faltaría
más.
Mientras
tanto, si no se da el caso en el que uno de estos pro castristas toque dinero y
lujo, siguen entonando con su mamtra
liberador de la igualdad total del individuo ante quien tenga la paciencia o la
inconsciencia de escucharles. Aunque también los hay que tocan dinero, y un
buen auto, y una buena casa, pero que les gusta jugar a los revolucionarios
hasta que papá les tira de las orejas y se los lleva a trabajar a su empresa.
Se me
olvidaba. El comunista que me presentaron hace tres días es hijo del propietario
de una próspera cadena de tiendas y otra de concesionarios de automóviles de
gama alta.
Copie y pegue el texto, si desea oír el artículo.
A frase del comunista creo que lo dice todo, además no hay que verlo como una excepción, lo raro sería lo contrario.
ResponderEliminarSaludos
La verdad es que no merece la pena discutir con esa gente, yo no se que tiene el marxismo que o te cae el jarro de agua fría o no abres los ojos ni queriendo.
ResponderEliminarUn saludo.
Esto te pasa por no vacunarte Mike, contra la gripe claro... Creo que la frase retrata al sujeto. Por esas Franco, Hitler o Mussolini también fueron revolucionarios ¿no?. No entiendo por qué no son ilegales hoy en día los partidos comunistas, aunque vengan disfrazados con amables siglas. Una esvástica es una esvástica por mucho que la pintemos de rosa.
ResponderEliminarEs el tipo de personas con tal carga ideológica que están vacunadas contra la realidad. En su mundo interior, todo tiene sentido, si la realidad no es así, peor para la realidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Es curioso que quienes más ferozmente se autoproclaman marxistas leninistas o cualquiera de sus variantes, o sean hijos de papá (la rebelión adolescente contra todo lo que significa papá, pero a cuyo dinero en realidad no renuncian NUNCA) o se trate de prósperos profesionales y empresarios que un día se encontraron con la realidad del comunismo y dijeron "esto no es para mí". Ahí tienes, por ejemplo, a Sabina (aunque ése sigue presumiendo de "comunista" xDDDDDD).
ResponderEliminarSaludos,
Aguador.
Gracias, la verdad es que me ha sorprendido la cantidad de blogs de corte liberal que hay y es un alivio, no tenemos mucha presencia en otros medios. Espero poder aportar mi granito de arena.
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