Si la noticia hubiera sido una
apuesta, no hubiera tenido ningún merito ganarla. A estas alturas, tal y como
se desenvuelven los acontecimientos en España, cualquiera hubiera podido
adivinar que las iniciativas dirigidas a introducir el Islam en nuestra sociedad
se seguirían sucediendo en ayuntamientos gobernados por el PSOE; lo que no
significa que el PP, cada día más próximo a ciertas consignas del Partido
Socialista, no haya entrado de buena gana en el juego de la alianza de
civilizaciones tan del gusto de los progres.
El calendario oficial 2010
editado por el Ayuntamiento de Logroño indica fechas importantes para el mundo
musulmán a la vez que ignora casi por completo las festividades católicas
tradicionales, excepto los días de San José y Todos los Santos, no laboral en
La Rioja. Un hecho que revela hasta qué punto es patente el empeño socialista
de contrarrestar lo poco que pueda quedar de cristiano en la sociedad española.
El alcalde socialista Tomás Santos inicia 2010 con un desplante a la inmensa mayoría
de habitantes de raíces cristianas de su ciudad, mientras su propio partido ha
omitido hasta ahora condenar el atentado islámico fallido contra Kurt
Westergaard. Aún con toda la polémica suscitada por la confección de este
calendario oficial, el alcalde Tomás Santos asegura no entender el enfado de
algunos vecinos logroñeses.
Atrás en el tiempo, y ya
olvidadas, quedan situaciones similares en las que los responsables políticos,
gobernantes e incluso educadores han intentado borrar cualquier indicio de
cristiandad de la vida diaria y también de días especiales. En Zaragoza, por
ejemplo, la dirección de un colegio de educación primaria quiso obligar a
alumnos y padres a que no se celebrara una representación del nacimiento de
Cristo para no “ofender” al muy minoritario alumnado no cristiano.
Está por ver si esta nueva
ocurrencia socialista encontrará alguna oposición ciudadana. Por mi parte, lo
dudo mucho. El español medio suele quejarse en casa solamente y esto no es un
problema relacionado con el fútbol, Belén Esteban o Gran Hermano. De modo que
no esperemos reacción alguna.