Occidente presenta varios puntos
débiles de los que se sirven los terroristas islámicos para perpetrar sus
atentados. Por supuesto, es imposible controlar todo hasta el punto de que un
atentado sea imposible. En ese aspecto, el factor riesgo siempre existe. Pero
hay otras circunstancias que ayudan a los criminales. Una de ellas es la
desidia de muchos occidentales o lo fácilmente que se dejan llevar por la falta
de responsabilidad ante cualquier situación de alerta.
Desde el último atentado en una
línea aérea norteamericana, en el que todo lo que consiguió, afortunadamente,
un desalmado islamista fue hacer humo con su ropa interior, varios aeropuertos
de distintos países están adoptando el uso de scanners corporales para aumentar
la seguridad del pasaje de cada vuelo. La polémica por esta medida de seguridad
surgió casi al momento. Frente a muchos que no ven ningún problema en tener que
pasar por dicho scanner antes de subir a un avión, se han alineado otros que
ven en este sistema una flagrante invasión de su intimidad.
Como suele suceder en estas
ocasiones, muchos han comenzado a hablar sin estar debidamente informados sobre
el funcionamiento de estos scanners. Están más preocupados por que una máquina
pueda revelar, bajo la ropa, unos kilos de más o una ropa interior que no sea
del gusto de los vigilantes de aeropuerto. Sin embargo, la privacidad de los
pasajeros que pasan por el scanner está garantizada. El vigilante que controla
el scanner no ve a los pasajeros que entran en el área de escaneado. Para él,
cada persona que pasa por delante es una visión en radiografía. Nada más. No
puede saber ni el color de cabello de la señora que tiene al otro lado de la
pantalla, ni si el pasajero siguiente lleva barba.
De nuevo, los enemigos de
occidente se aprovechan de la ignorancia y la falta de responsabilidad de unos
cuantos occidentales, que prefieren correr el riesgo de saltar por los aires o
terminar sus días flotando en medio del océano antes que mostrar su faja
reductora en una pantalla. Lo verdaderamente grave es que las quejas de estas
personas puedan coaccionar a gobernantes partidarios de lo políticamente
correcto a no tomar las decisiones necesarias. Esperemos que no suceda tal cosa
en España. Pero esperémoslo con fe; porque si tenemos que esperar a la responsabilidad
de nuestro gobierno frente al terrorismo, aún tendremos que pedir perdón a los
lapidadotes por pretender protegernos contra ellos.
Entiendo que el asunto de los escáneres corporales es espinoso pues habrá quien entienda que atenta contra el Derecho Fundamental a la Intimidad. Aún así, si se demuestra que no es perjudicial para la salud y se regula su uso, no me parece mal que se ponga en marcha. Por desgracia, son muchos los que quieren atentar contra nosotros y nuestra forma de vida, que aún imperfecta es mejor que la oscuridad propia del medievo que ellos proclaman.
ResponderEliminarEntre 1996 y 1999 fui supervisor de handling de una compañía aérea. Entonces decíamos que los que “tienen medios para atentar no son tarados y los tarados no tienen los medios”... Hoy los tarados tienen los medios y hay que frenarlos.
Un saludo.