En la foto, preparativos para
inmovilizar a una mujer que, posteriormente, será lapidada. El terrible
maltrato y crimen contra el que nunca levantan la voz el feminismo ni el
socialismo en occidente.
Los ataques, humillaciones y
asesinatos a cristianos son cosa diaria, y en número e intensidad creciente, en
muchos países islámicos.
Agresiones, asesinatos y amenazas
es lo que tienen que soportar a diario las comunidades cristianas en Irak,
Irán, Nigeria, además de otros países de Asia donde los musulmanes gobiernan o
son numerosos entre la población.
Muchos gobiernos occidentales
guardan silencio, aún frente a los casos más graves de exterminio en masa. Gobiernos
que tendrían justificación suficiente para protestar, precisamente porque
muchos de estos casos criminales son alentados y cometidos por gobiernos de
países islámicos. Gobiernos que subvencionan la construcción de mezquitas en
occidente y la formación de grupos de presión cuya principal misión es
desestabilizar a las sociedades occidentales, reclutar adeptos, recopilar
información, favorecer el tráfico y consumo de drogas, promover atentados; todo
ello para facilitar el crecimiento del islamismo en occidente y debilitar a
éste hasta su total dominación.
El convencimiento de los líderes
islámicos, así como de sus creyentes y partidarios, es tal, que ni siquiera
creen necesario disimular o suavizar la dureza de sus mensajes y enseñanzas en
cuanto a los derechos humanos, los principios democráticos y la igualdad de la mujer respecto al hombre. Sin
embargo, en España, no se conocen reacciones ni protestas por parte de los
colectivos que tan dispuestos se muestran a insultar a los creyentes cristianos,
a la derecha, a las víctimas del terrorismo, o a quien sea sospechoso de no ser
un acólito de gobierno socialista.
Precisamente ahí es donde reside
la mayor paradoja de esta situación. Ni las asociaciones feministas se atreven
a levantar la voz contra un sistema que defiende la lapidación como castigo al
adulterio, o los matrimonios consumados entre hombres adultos y niñas de 9
años. No existen protestas formales. Ni por parte del Gobierno, ni de los
partidos que asumen en su ideario el ser los auténticos y únicos defensores de
los derechos de los trabajadores en general y de las mujeres en particular, ni
por los dedicados gregarios del clan de la ceja, valientes hasta el extremo de
minimizar la muerte de un disidente del castrismo, o lo que es aún más triste,
ni por una derecha que, finalmente, decidió hace pocos meses aceptar el cuento
progresista de la alianza de civilizaciones, mediante el que el Islam tiene
todo el derecho a exigir, y occidente tiene todo el deber de dar.
Imprescindible escuchar el
editorial de Cesar Vidal de ayer, 9 de marzo.
Corbacho, hipocresía en estado puro : http://elrinconliberal.wordpress.com/
ResponderEliminar