Dicen las últimas encuestas del
C.I.S. que una de las mayores preocupaciones de los españoles es el
comportamiento general de la clase política.
No es para menos. Con casos como
el de Jaume Matas, expresidente Balear por el Partido Popular e imputado con
varios cargos por corrupción, lo más normal sería que los españoles decidieran
echar a la mayor parte de la clase política al mar y comenzar de nuevo.
Siempre me surgen las mismas
preguntas con cada caso conocido de corrupción entre políticos y otros servidores
públicos: ¿Nadie de su entorno vio nada? ¿Nadie supo nada?
Cualquier corrupto medianamente
listo sabe que el mejor modo de protegerse es haciendo partícipes a otros. No
ha habido un solo caso importante de corrupción en el que no se haya descubierto
una organización, más o menos extensa, de personas que se llevaban mayores o
menores comisiones por sus servicios. No creo que todo este asunto de Jaume
Matas vaya a ser una excepción. Hay operaciones demasiado
grandes y complicadas para ser obra de una sola persona, como se pudo
comprobar en otras situaciones similares tales como la Operación
Malaya.
Pero, afinando un poco más el
objetivo de las preguntas anteriores, mi intención es mirar hacia la punta de
la pirámide, no hacia la base que constituyen los “pringados” que caen a las
primeras de cambio nada más comenzar la instrucción de diligencias previas al
juicio. Quizás el caso Matas no sea el más indicado para lo que voy a exponer
porque, aún siendo un escándalo económico y político en toda regla, no se ha
comentado nada concreto de delitos urbanísticos, que suelen ser los que más
dinero mueven. Pero si que pueden existir ciertos paralelismos. ¿Cómo es
posible que nadie, en altas instancias, haya sentido al menos curiosidad cuando
un político o funcionario viven por encima de las posibilidades que
corresponderían a las retribuciones que se les paga? Aún más: Ante casos tan
flagrantes de sospechas fundadas, ¿por qué Hacienda no investiga las
irregularidades que seguramente existen en estas circunstancias?
Hasta el momento de subir estas
líneas a Internet, Esperanza Aguirre ha sido la única que ha condenado
firmemente, sin circunloquios, la corrupción política que pueda existir en su
propio Partido Popular. Mariano Rajoy vuelve a perder la oportunidad de dar
imagen de autoridad al haber evitado expresar una condena contundente. Es en
ocasiones como estas en las que me viene a la memoria lo que José María García
le dijo a Rajoy hace muchos años, según confesó a Jesús Quintero en cierta
entrevista censurada en Televisión Española: “Hay algo que no me gusta de ti.
Que por donde pasas no manchas, pero tampoco limpias”.
Yo dejaría al margen las
declaraciones de cierto político socialista, que ha asegurado que la corrupción
le llega al PP hasta el tuétano. Es patético. Como si un carterista acusara a
otro de robar carteras. Si bien es cierto que Jaume Matas ha fallado a la
confianza de sus electores, aunque todavía siga siendo presunto culpable, no
creo que nadie que hable en nombre del PSOE tenga la más mínima autoridad moral
para reprochar algo a cualquier otro partido, dados sus conocidos antecedentes.
El Abogado de Matas ha anunciado
hoy que se hará efectiva la fianza de 3.000.000 € (la más alta pedida jamás en España) para evitar
que el acusado ingrese en prisión hasta la celebración del juicio. Seguramente
muchos nos preguntamos de dónde saldrá semejante cantidad de dinero. Más
adelante quedará por ver si Jaume Matas puede justificarse o si será hallado
culpable e ingresará definitivamente en prisión. Todo este asunto promete
grandes titulares y tremendas confrontaciones políticas pero, al final solo
habrá servido para que los partidos políticos tengan más madera para hacer la
guerra.