Fin de encuesta sobre los
sindicatos y su financiación.
Sobre un total de 88 votos, 86
(97%) decantaron por la autofinanciación
de los propios sindicatos.
Si yo hubiera votado, lo habría
hecho a favor de dicha autofinanciación. Entiendo que tal cosa sería garantía
de independencia sindical frente a los partidos políticos. A mi entender, no es
concebible que estos grupos sindicales sean financiados por el Estado,
precisamente por que dicho estado, sobre todo cuando está en manos de partidos
políticos afines, se convierte en el amo de estas organizaciones que, en
España, dicen defender los derechos de los trabajadores, pero que en los
últimos años han demostrado, con su inacción unas veces, y con sus críticas
hacia otros sectores sociales otras, la mejor defensa que haya podido tener el
gobierno socialista, además de su propio partido y los medios de comunicación
también afines.
Los principales sindicatos
españoles, UGT y CCOO, dejaron bien claras sus intenciones al respecto cuando se
hicieron los ausentes durante la huelga
de transporte de junio de 2008. La oleada de críticas que cosecharon no
pareció mover un solo milímetro las intenciones de los líderes sindicales, que
hasta la pasada y fracasada huelga de funcionarios de hace un par de semanas,
no quisieron movilizarse para protestar por el empleo.
No hace ni dos meses, el propio
José María Fidalgo, retirado de la dirección sindical, reconoció en una
tertulia de radio que la huelga general que los sindicatos promovieron en 2002,
no fue más que un acto de presión contra el gobierno de Aznar. No fue más que
una huelga política contra un gobierno de ideología contraria a los sindicatos
de izquierdas, en una época en la que el empleo en España estaba
incomparablemente mejor que en la actualidad. Tal afirmación, la de la realidad
política de aquella huelga, constituye, en sí misma, la constatación de la gran
mentira y manipulación social, (habitual en la izquierda), del manifiesto que la UGT
publicó para movilizar a militantes y simpatizantes de entonces.
Ahora, los sindicatos anuncian
una convocatoria de huelga general para después del verano. La excusa de tanta
dilación de tiempo es planificar convenientemente las movilizaciones, lo que no
deja de ser, también, un reconocimiento implicito del estruendoso fracaso que
supuso el bajísimo índice de participación de funcionarios en la huelga
funcionarial de hace un par de semanas.
Para finalizar, dos preguntas.
¿Son conscientes, los sindicatos,
de la imagen de servilismo y oportunismo han ganado tan a pulso?
¿Por qué gobierno y sindicatos se
niegan a hacer pública la cifra real de liberados sindicales en España?
Conclusión. Uno de los pasos
principales para garantizar la independencia auténtica de los sindicatos
españoles es su autofinanciación. Cosa que también aseguraría el mejor uso de
sus propios recursos y la drástica disminución del número de cientos de miles
de liberados sindicales que constituyen cientos de miles de puestos de
“trabajo” no productivo a costa del dinero público.
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