Rafael del Barco Carreras
14-07-10. Quiso el azar que se celebraran dos multimanifestaciones, una tras otra. La de Barcelona convocada por discutidos, y algunos muy corruptos, políticos, y otra en Madrid, natural y espontánea por otro de esos sentimientos, que a mí tampoco me asoma, revuelto de patrias y deportes. Otro sentimiento donde el mejunje de la Gran Corrupción conduce a que Joan Laporta ¡manifestante por la Independencia! deja el Barça flotando en tanta deuda que Sandro Rosell debe pedir, ¡y le conceden!, un crédito de 150 millones de euros para pagar la nómina de fin de mes, y el Madrid, otro tanto o peor. O sea, el mejor negocio de España es otro lodazal, controlado por financiero-cajeros o “caixeros”. Pan y circo.
Un mar de banderas en Barcelona y un océano en Madrid. Pura incoherencia la comparación, pero la vista me crea la confusión de estas palabras. Gente que las hondea de todo corazón, o con el mismo gozo que paga unas entradas o abonos a precio de oro, o permite sin manifestarse lo que cada día descubrimos en Barcelona sobre el cobro de “astillazos” a través del Palau de la Música, o la oscura intervención de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona en el Palau, en la recalificación del Miniestadi, y más recalificaciones. Ver en imágenes en www.lagrancorrupcion.blogspot.com
Me suelta un comentarista, dice llamarse Tomeu: “Cuanto rencor. Por cierto, gran atrevimiento tildar a CIU de independentistas, se nota que no conoces a muchos, diría que no sabes ni de lo que hablas. Pregúntale a uno de Unión por el Independentismo, o a la mayoría de los de Convergencia. Serán nacionalistas, eso no lo niego, como la marabunta que hoy mirará el fútbol, pero independentistas…”
Lo de la marabunta nos abarca a todos, pues cada uno en su intimidad quien más quien menos se ha emocionado alguna vez ante una bandera o cualquier eslogan. Lo malo que aprovechen los sentimientos unos vividores que tras las banderas van a por dinero. Poder y Dinero. Me decía un “listillo”, hace muchos años (cuando yo ejercía de bancario) que para aplacar sus nervios en un atasco por uno de esos multirrecibimientos, se convencía a sí mismo que con tanto “bendito”, él a la fuerza se enriquecería, ¡no se enriqueció! Lo de “cuanto rencor”, tampoco lo entiendo, al igual que el matiz nacionalista o independentista. ¡No me contestes Tomeu, creo entenderlo muy bien! o como yo a ti no me convencerías de nada. Y en cuanto a conocer, los conozco por sus obras, de las que he sufrido unas cuantas.
Metido a comentar sobre lo divino y humano olvidarme de la noticia más mediática de los últimos años me haría un tío más raro de lo que debo parecer, siempre rebuscando en el lado oscuro de mi bella ciudad Barcelona. Y es que el fútbol me deja frio, tanto como la Política, o el cómo la entienden nuestros dirigentes bajo una u otra bandera. No había visto un partido entero desde que a los veinte años dejé de jugar, ¡hace 50 años!, y ni siquiera recuerdo porqué, pues como deporte siempre me había gustado y practicado. Me invitaron al Camp Nou hace más de 30 años y me fui antes de acabar el partido.
La fuerza del entorno obliga, y obligado a ver el partido, me propuse gozar del espectáculo. Un partido de figuras donde no se rompieron piernas porque son de las más duras y ágiles del planeta ¡terribles esos nórdicos!, y que en aquellas ligas locales de mi juventud, “Educación y Descanso” me parece las organizaba, hubiera acarreado una lucha campal entre el árbitro, los jugadores o todos a la vez.
¿Pero que tendrán que ver esas minucias con el sentimiento que genera un campeonato del Mundo? Pues eso, que si no entiendo nada de nacionalismo o independentismo, tampoco de fútbol.
14-07-10. Quiso el azar que se celebraran dos multimanifestaciones, una tras otra. La de Barcelona convocada por discutidos, y algunos muy corruptos, políticos, y otra en Madrid, natural y espontánea por otro de esos sentimientos, que a mí tampoco me asoma, revuelto de patrias y deportes. Otro sentimiento donde el mejunje de la Gran Corrupción conduce a que Joan Laporta ¡manifestante por la Independencia! deja el Barça flotando en tanta deuda que Sandro Rosell debe pedir, ¡y le conceden!, un crédito de 150 millones de euros para pagar la nómina de fin de mes, y el Madrid, otro tanto o peor. O sea, el mejor negocio de España es otro lodazal, controlado por financiero-cajeros o “caixeros”. Pan y circo.
Un mar de banderas en Barcelona y un océano en Madrid. Pura incoherencia la comparación, pero la vista me crea la confusión de estas palabras. Gente que las hondea de todo corazón, o con el mismo gozo que paga unas entradas o abonos a precio de oro, o permite sin manifestarse lo que cada día descubrimos en Barcelona sobre el cobro de “astillazos” a través del Palau de la Música, o la oscura intervención de Urbanismo del Ayuntamiento de Barcelona en el Palau, en la recalificación del Miniestadi, y más recalificaciones. Ver en imágenes en www.lagrancorrupcion.blogspot.com
Me suelta un comentarista, dice llamarse Tomeu: “Cuanto rencor. Por cierto, gran atrevimiento tildar a CIU de independentistas, se nota que no conoces a muchos, diría que no sabes ni de lo que hablas. Pregúntale a uno de Unión por el Independentismo, o a la mayoría de los de Convergencia. Serán nacionalistas, eso no lo niego, como la marabunta que hoy mirará el fútbol, pero independentistas…”
Lo de la marabunta nos abarca a todos, pues cada uno en su intimidad quien más quien menos se ha emocionado alguna vez ante una bandera o cualquier eslogan. Lo malo que aprovechen los sentimientos unos vividores que tras las banderas van a por dinero. Poder y Dinero. Me decía un “listillo”, hace muchos años (cuando yo ejercía de bancario) que para aplacar sus nervios en un atasco por uno de esos multirrecibimientos, se convencía a sí mismo que con tanto “bendito”, él a la fuerza se enriquecería, ¡no se enriqueció! Lo de “cuanto rencor”, tampoco lo entiendo, al igual que el matiz nacionalista o independentista. ¡No me contestes Tomeu, creo entenderlo muy bien! o como yo a ti no me convencerías de nada. Y en cuanto a conocer, los conozco por sus obras, de las que he sufrido unas cuantas.
Metido a comentar sobre lo divino y humano olvidarme de la noticia más mediática de los últimos años me haría un tío más raro de lo que debo parecer, siempre rebuscando en el lado oscuro de mi bella ciudad Barcelona. Y es que el fútbol me deja frio, tanto como la Política, o el cómo la entienden nuestros dirigentes bajo una u otra bandera. No había visto un partido entero desde que a los veinte años dejé de jugar, ¡hace 50 años!, y ni siquiera recuerdo porqué, pues como deporte siempre me había gustado y practicado. Me invitaron al Camp Nou hace más de 30 años y me fui antes de acabar el partido.
La fuerza del entorno obliga, y obligado a ver el partido, me propuse gozar del espectáculo. Un partido de figuras donde no se rompieron piernas porque son de las más duras y ágiles del planeta ¡terribles esos nórdicos!, y que en aquellas ligas locales de mi juventud, “Educación y Descanso” me parece las organizaba, hubiera acarreado una lucha campal entre el árbitro, los jugadores o todos a la vez.
¿Pero que tendrán que ver esas minucias con el sentimiento que genera un campeonato del Mundo? Pues eso, que si no entiendo nada de nacionalismo o independentismo, tampoco de fútbol.
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