Tengo un sentimiento agridulce
respecto a los cubanos que han venido liberados / desterrados a España. Tan
fuerte como la alegría por verles fuera de las cárceles de la isla-prisión del
castrismo es la sensación amarga de verles exiliados de su tierra, de saber que
quedan muchos más prisioneros políticos en Cuba, y de no poder evitar pensar
que los Castro han vaciado unas cuantas celdas para llenarlas, de nuevo, a no
tardar mucho.
Ayer, uno de los disidentes
venidos a España comentaba el motivo de su encarcelamiento durante 7 años.
Además de ser periodista, lo que está muy mal visto en cualquier régimen
comunista, este cubano fue acusado de sedición. Las pruebas aportadas en su
contra fueron una máquina de escribir de 1950 y un bolígrafo. Siete años en una
prisión en la que los malos tratos, el hambre y sed y el aislamiento selectivo
son las prácticas habituales de los carceleros sicarios de este régimen al que
tanto defienden algunos en España.
Mientras tanto, a una hora del
comienzo del debate sobre el estado de la nación, el portavoz del gobierno,
Juan Antonio Alonso, mantiene la mentira continuada que supone la excusa del
gobierno socialista sobre el desacuerdo existente entre éste y la oposición.
Desde su punto de vista, el Partido Popular no ha querido consenso en ningún
punto importante de la política española, siendo el partido socialista el que
ha estado abierto al dialogo, como lo demuestra, según el entendimiento de este
demagogo profesional, el hecho de que otros partidos sí hayan llegado a acuerdos
con el ejecutivo.
La realidad, también en esto, es
muy diferente. Sin pretender sacar yo la cara por el Partido Popular, no puedo
por menos que recordar que la política general de Zapatero, desde que llegó al
poder, ha sido la pretensión de exclusión total del PP de la vida política y
social de España, sirviéndose para ello de sus artistas acólitos, diarios,
radios y televisiones, además de acuerdos con otros partidos con el objetivo de
anular a los Populares, también de amordazar la libertad de expresión de los
escasos medios de la derecha y otros independientes que quedan en el país. Los
acuerdos del PSOE con otros partidos minoritarios se han basado en la compra de
esos votos necesarios por subvenciones y favores fiscales y políticos. No hay
más que repasar las hemerotecas para comprobarlo, y comprobar también, de paso,
lo que Alonso entiende por diálogo y democracia.
¿Qué podemos esperar del debate
parlamentario que está a punto de comenzar? Lo que la sociedad necesita es que
los partidos propongan ideas concretas para salir de la crisis. Planteamientos
económicos y laborales valientes. Es necesario también, tanto o más que una
solución económica, un nuevo planteamiento moral y social. Planteamiento que no
se propondrá desde las filas del Partido Popular, cuya defensa de la vida del
no nacido y los derechos de la familia ha sido más testimonial que sincera. Es
muy significativo que hayan sido asociaciones ciudadanas las que hayan tomado
la responsabilidad de enfrentarse al empeño de Zapatero y su partido por desarraigar
la familia y derribar derechos humanos que nunca deberían ponerse en duda.
Algunos titulares de prensa
anuncian que Zapatero se presenta sin apoyos a este debate. Esto puede ser real
hasta cierto punto. Los votos nacionalistas siempre están en venta al mejor
postor, que siempre es Rodríguez Zapatero con sus bolsillos llenos de dinero de
todos los contribuyentes. En cualquier caso, y sin querer ser pesimista, creo
que oiremos al presidente del gobierno hablar sobre lo bien que está gestionando
esta crisis que él mismo negó durante años, y la gran culpa de la derecha y los
mercados sobre la situación que vivimos y que también negó durante años. Frases
para contentar a los militantes y votantes entregados e insultos a la
inteligencia de los que no le hemos votado.
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