Pasado el día del orgullo gay,
tengo una reflexión sobre un detalle que no acabo de comprender acerca de este
asunto.
¿Existe alguna relación coherente
entre pretender que se tome en serio al colectivo de homosexuales con sus
reivindicaciones y salir a la calle con carrozas, pelucas, maquillajes,
máscaras, zapatos de plataforma y provocación y exaltación de lo sexual? ¿Es
éste el mejor modo de pretender seriedad?
En realidad, no es que tal cosa
me preocupe demasiado, pero no deja de llamar mi atención este contraste de
actitudes. No hace mucho alguien me llamó homófobo por no apoyar a los
homosexuales. Tal acusación me parece tan absurda y manipuladora como tachar a
alguien de catalanófobo por no estar de acuerdo con el independentismo catalán,
por poner un ejemplo. Además, el término “homofobo” ya me parece tremendamente
manipulador y pretencioso, precisamente por la etimología de la palabra.
No pensaba hacer referencia
alguna a esto que considero poco más que un circo mediático y político. Pero
reconozco que me ha sorprendido leer que un anuncio de Intereconomía TV le va a
suponer a dicho canal una multa de 100.000 €, por constituir una ofensa a los
gays, al pluralismo y a la libertad. Discúlpenme si me provoca risa usar los
términos “pluralismo” y “libertad” con relación a este tema. Me río porque ante
esta comunidad gay y quienes les defienden, la discrepancia no merece ni un
ápice de libertad y, por tanto, desaparece la pluralidad.
He buscado en You Tube el vídeo
en cuestión. Lo he visto con atención cinco o seis veces seguidas. Desde mi
posición de cristiano, creyente y no católico, lo único que aprecio es la
ofensa y la provocación de ciertos participantes en el desfile del día del
orgullo gay del pasado año. En dicho vídeo aparecen algunas preguntas que hacen
reflexionar al espectador. Ninguna de ellas me parece ofensiva. Y si a alguien
le parece así, no entiendo cómo no aprecia ofensa alguna en los gritos y
actitudes de los personajes del vídeo que sí arremeten contra los principios de
otras personas.
La batalla dialéctica está
servida. Servirá para distraer al público y apartar su atención de algo mucho
más importante: que la libertad de expresión, hoy día, es un arma que esgrimir
contra el contrario y que solo es válida para unos en detrimento de otros.
Sin carrera. 6 de Junio. Alfonso Ussía.
Sin carrera. 6 de Junio. Alfonso Ussía.
Muy buena tu entrada, con tu permiso voy a hacerte eco.
ResponderEliminarSaludos