Durante los últimos meses hemos
podido escuchar a Leire Pajín, Bibiana Aído y otros personajes preponderantes
del progresismo español justificar la nueva ley del aborto con argumentos tan
absurdos como que dicha ley ayudará a prevenir los embarazos no deseados. O lo
que es lo mismo: en una clara manipulación y acomodamiento de la realidad para
no ofender a las conciencias suficientemente elásticas, la sustitución de
“prevención” de un embarazo por la “interrupción” del mismo es el modo más
sencillo para diluir un posible conflicto de conciencia.
Una de las trampas que, con más
evidencia, esta ley pone al alcance de los abortistas (no solamente para las
muchachas embarazadas, también para quienes apoyan estas prácticas ) es la
posibilidad de que la menor de edad pueda abortar (en la mayoría de los medios
se dice “interrumpir el embarazo”, porque así parece menos agresivo) sin el
consentimiento ni conocimiento de los padres o tutores si ella aduce y
“demuestra” que deshacerse de un hijo ocasiona un fuerte conflicto con ellos.
Como era de suponer, varias de las muchachas entrevistadas en varios
informativos han asegurado que ellas sí que fingirían conflictos familiares
para poder abortar.
¿Alguien ha reflexionado sobre
las posibles consecuencias de esas posibles mentiras? ¿Hasta dónde puede llegar
en sus acusaciones una joven que quiere abortar pese a quien pese?
Hay dos posturas principales muy
enfrentadas en este frente, uno de muchos, que Zapatero abrió creando
nuevamente enfrentamiento en la sociedad. Por un lado, quienes no conceden al
feto menor de 14 semanas la dignidad y los derechos de un ser humano. Sobre tal
cosa he oído argumentos de todo tipo que pretenden convencer de que, como dijo
Bibiana Aído en la SER, es un ser vivo, pero no un ser humano. Para quienes
piensan así, la apariencia no importa. Un no nacido menor de 14 semanas no les
parece humano a pesar de que cualquiera diría que sí lo es.
Frente a ellos están quienes
quieren defender la vida del no nacido. Parte de la sociedad española califica
a los defensores de la vida como ultraderechistas, fachas y retrógrados. Esta
táctica siempre les ha funcionado bien a los progres. Mediante la
descalificación y el etiquetamiento político logran distraer la atención de
algunos fuera del verdadero problema que es el reconocimiento del no nacido
como ser humano merecedor del derecho a la vida.
Desde mi posición de cristiano,
creyente y practicante, creo que el privar a un ser humano de la posibilidad de
nacer y vivir trae consecuencias terribles para quienes permiten tal cosa. Yo
no tengo ninguna duda de que un ser humano que cuente con un solo día de vida
en el vientre de su madre tiene el derecho a nacer, crecer en una familia y
desarrollarse en la vida como cualquiera de nosotros. “Interrumpir un embarazo”,
como los progresistas pretenden hacernos decir hoy día, o abortar, que es la
realidad del hecho, es derramar sangre inocente. Y derramar sangre inocente,
como conocerá cualquier creyente con un mínimo conocimiento de las Escrituras,
es una de las mayores abominaciones que puedan cometerse a los ojos de Dios.
El gobierno español no es
creyente. Ni siquiera el presidente de Congreso de los Diputados, que presume
de ser católico, es creyente. Si lo fuera, no habría defendido esta ley de su
partido socialista que ataca a la vida del no nacido y a la institución
familiar mediante el distanciamiento de las hijas con sus padres. Los líderes
de la nación, que permiten tales cosas, desde el rey, el presidente del
gobierno, ministros, militantes socialistas, hasta políticos y militantes de
otros partidos que han apoyado la aprobación de esta nueva ley del aborto,
incluso políticos, militantes y simpatizantes de cualquier partido que no se
haya pronunciado contra este genocidio silencioso y encubierto son culpables de
la suerte que correrán los cientos de miles de seres humanos abortados que ya
se dan en España.
En España no se defienden los
derechos de todos los seres humanos. Ahora, ya es legar matar a un no nacido
menor de 14 semanas. La ley lo permite, y las feministas del gobierno
socialistas dicen que esta práctica es buena y aconsejable. Que el fin de todo
esto es la protección del no nacido. Que Dios nos perdone a todos.
Navarra
y Murcia se resisten a aplicar la nueva ley del aborto vigente desde hoy.
Bibiana Aído: "Normalidad, ajustes, lealtad institucional..."
Bibiana Aído: "Normalidad, ajustes, lealtad institucional..."
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