Hugo Chávez puede negar
la evidencia, pero no puede ocultar
la realidad. Los hechos documentados por los servicios secretos españoles, hace
ya un par de años, en los que se descubría que terroristas de ETA eran
entrenados en Venezuela, tienen ahora una nueva confirmación por boca de sus
protagonistas.
El testimonio de dos componentes
de ETA en la Audiencia Nacional confirma la evidencia. La reacción del dictador
venezolano es la negación de los hechos, pero las informaciones que varios
medios han podido reunir durante las últimas semanas no dejan lugar a dudas. De
hecho, el responsable de entrenar a los terroristas de ETA en Venezuela es
también un alto cargo relacionado con el gobierno de Chávez y sus fuerzas
policiales, ejecutor de agresiones, amenazas y embargos selectivos de
propiedades ordenados por el presidente venezolano.
EL Ministerio de Exteriores
español se limita a pedir información sobre los hechos, pero la diplomacia
española, dirigida por Moratinos, el mismo que encontró satisfactorio
el nivel de libertad en Venezuela mientras los terroristas chavistas
apaleaban a disidentes a placer, no tiene ningú peso específico ni posición de
autoridad para lograr que Hugo Chávez cumpla con el requerimiento de Interpol y
ordene de una vez la detención de Cubillas Fontán, el adiestrador de etarras y
persona de confianza del régimen venezolano.
El asunto cobra mucha más
gravedad al publicarse informaciones veraces que desvelan la relación de este
entramado de apoyo al terrorismo etarra con otras operaciones conjuntas con los
narcoterroristas de las FARC; otra realidad negada sistemáticamente por Chávez,
quien no se molesta en buscar otra excusa que atribuir todas estas acusaciones
a los intereses internacionales del imperialismo que, según este tarado moral,
tratan de acabar con la revolución bolivariana y con la misma Venezuela.
España tiene un problema que la
diplomacia de Zapatero no sabe solucionar. Posiblemente, el continuado colegueo
mediático del gobierno socialista español con el régimen despótico que gobierna
Venezuela dificulte ahora que Zapatero, el siempre ausente Zapatero, tome una
posición de firmeza que todos dudamos que decida adoptar. Zp se pondrá de
perfil, Moratinos tratará de sortear el problema con cualquier comentario
intrascendente, y el problema seguirá existiendo.
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