La consecuencia más inmediata de la aprobación de la nueva ley de educación de Venezuela ha sido la violencia contra quienes se manifestaban por opinar que dicha ley es más una norma de aleccionamiento que un esfuerzo por mejorar el nivel educativo del país.
Doce periodistas heridos, algunos de ellos muy graves, es el saldo de la última brutalidad de los partidarios de Hugo Chávez, quien demuestra, a menudo, que su visión de la vida democrática y de la libertad de opinión y expresión tiene mucho que ver con el totalitarismo castrista soviético que ya intentó imponer por la fuerza en dos ocasiones, antes de lograr la presidencia de Venezuela.
El vandalismo de los chavistas podrá espantarnos, indignarnos y avergonzarnos pero, bajo ningún concepto puede extrañarnos. Con la nueva ley de educación aprobada, que da al Presidente de Venezuela la autoridad total sobre la reglamentación y contenido del sistema educativo, se cumple otro requisito más de la lista necesaria para definir al chavismo como totalitarismo criminal y aleccionador de masas.
No hace muchos días que el pintoresco Ministro de Exteriores español Moratinos aseguró que el nivel de libertad de expresión en Venezuela era satisfactorio. Poco han tardado los acontecimientos en dejar otra vez en evidencia a este ministro del gobierno ZP. Ante semejantes declaraciones, yo no sé si atribuirle a Moratinos alguna preferencia por las “libertades” impuestas a palos o es que este hombre sufre alguna patología o adicción, desconocida por el común del público, y que le lleva a procesos cerebrales alucinatorios. En cualquier caso, la “libertad satisfactoria” que aprecia Moratinos es la que ahora comienza a funcionar definitivamente contra la prensa libre y el sector educacional.
Las consecuencias siguientes a estas estrategias de dominación de Chávez, tan solo a medio plazo, pueden ser catastróficas para Venezuela. Solo dos cosas suceden cuando un tirano y sus gentes han atornillado hasta el límite a la población de cualquier país. O el pueblo sale a la calle y se enfrenta al poder, o se conforma y decide aguantar todo lo que esté por venir. Y, en cualquiera de ambos casos, los que pueden huir terminan por establecer su hogar y sus negocios en cualquier otro sitio y asisten desde fuera al hundimiento de su país, tal y como sucede hoy con decenas de miles de venezolanos en Estados Unidos, España y Colombia.
Definitivamente, otro paso más hacia un totalitarismo marxista, revestido con el disfraz de la revolución bolivariana y el socialismo del siglo XXI, cuyo resultado será la miseria total de Venezuela. La miseria económica, moral y social de un pueblo.
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Protesta por la ley de educación.
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Estimado Mike:
ResponderEliminarQue mal lleva la izquierda esto de la libertad de prensa..verdad? Y eso es aplicable tanto a Venezuela como a España.
Un cordial saludo.
Liberalismoonline
Profesion de riesgo y perros amaestrados que sirven al amo.
ResponderEliminarLa violencia y mas bajo el amparo de un .....¿ te acuerda de la noche de los cristales rotos?,¿la hoguera de libros?
Ese partido era nacional socialista ...aunque ya me confundo ,pues que si social,que si comunista...vamos pero dictatorial en el fondo y exterminando toda germinacion de libertad.
En un gobierno de chiste como el que tenemos, ¿qué mejor fichaje que Moratinos?
ResponderEliminarEste fichaje de Moratinos, igual en Venezuela le dicen "Desatinos", yo la verdad, y pensándolo bien, no deberíamos llamarlo así. Porque su conducta es perfectamente premeditada, sus aspiraciones son la de acabar con la libertad del individuo independientemente de los métodos, y así, lo que pareciera es que se equivoca.
ResponderEliminarPor lo otro en el contexto de "libertad satisfactoria", ¡que mayor insulto!, cuando aquí no hay libertad de expresión desde hace muchos años. Libertad de expresión no es que es poquita o mucha, sino cuando tienes los medios donde expresarte, y cabe destacar, que en ninguno de los cientos de medios que tiene el régimen de Chávez se podría expresar un disidente. Así que no hay libertad de expresión, gracias a unos pocos medios que nos quedan, severamente amenazados, es lo que nos permite dar nuestra opinión, y eso ya conlleva un riesgo de ser criminalizado legalmente.