Debe tratarse de pánico a la
realidad, con unos ligeros toques a prohibicionismo.
La reacción del gobierno
socialista a los gritos contra Zapatero el pasado día 12 de octubre ha sido de
ocurrencia de Pinochet. O de Franco. O de Chávez, si se prefiere. Los gritos
contra ZP, pidiendo su dimisión, son ahora de ultraderechistas de pistola y
brazo en alto. Pero, cuidado. Solo estos gritos. Los aullidos de hace unos días
atrás, los que se proferían, bandera roja y puño izquierdo en alto contra el
mismo gran líder, no eran de radicales, por lo visto.
De una ministra de cuota como
Carme Chacón solo se pueden esperar iniciativas de cuota. De cuota liberticida.
Saltan las alarmas en Moncloa y en Ferraz. La calle se desmanda. El pueblo
protesta. Protestan hasta los suyos; los de la bandera roja y el puño en alto,
que no quieren ver al Gran Mentiroso aparecer por Rodiezmo ni en pintura. Así
que hay que regular.
Carme Chacón anuncia que los
socialistas propondrán a todas las fuerzas políticas que se unan en consenso para
establecer un protocolo para el día 12 de octubre, que impida en lo posible que
los ciudadanos no protesten contra Zapatero. Es decir: que no ejerzan su
libertad de disentir públicamente.
Esto va más allá de lo que
cualquier persona normal admitiría: que los chillones podrían haber guardado
silencio durante el homenaje a los caídos, en respeto a los muertos y a sus
familiares y amigos. Tuvieron tiempo antes y después para gritar a gusto. Pero
la ministra Chacón encuentra la excusa, mediocre excusa de cuota lamentable,
para tratar de alejar, durante este día, a Rodríguez Zapatero del pueblo llano.
La proposición de protocolo viene
ahora. El insulto al líder les parece gravísimo a estos maestros en la
manipulación y la movilización. Las afrentas a España, al rey, o al ex presidente
Aznar no les merece consideración. Unas las ignoran y otras las alientan. Pero
a ZP no se le toca.
La izquierda tratará de sacar
provecho al episodio de los abucheos. Entra dentro de su manual ideológico el
obtener rédito de todo. Tratará de forzar al PP a condenar el episodio. Si yo
fuera Rajoy, condenaría públicamente los gritos durante el homenaje a los
caídos, pero públicamente exigiría a Zapatero que éste, de una vez y pasados ya
muchos años, condenase también las manifestaciones organizadas para llamar
“asesino” a Aznar y el acoso e incidentes a las sedes del Partido Popular
durante aquellos días aciagos para la historia de España. A ver si se atreve a
condenar eso ZP. A ver si se atreve usted, ministra Chacón.