Belén Esteban cedió unos minutos de programación a Rodríguez Zapatero. |
El referente vital de Telecinco
es Belén Esteban. Eso no puede dudarlo nadie. Sus tres canales en abierto repiten
hasta la saciedad la vida, obra y milagros de este personaje que un buen día
inventaron algunos medios de comunicación y que fueron perfeccionando hasta
lograr convertirlo en el fenómeno mediático que mejor describe una de las
variantes mediáticas españolas más exitosas: el despellejamiento del prójimo.
Pero Telecinco hizo ayer un
necesario receso en su campaña de intoxicación social. Durante unos minutos
dejó de emitir y reponer a Belén Esteban y su comparsa de colaboradores,
opinadores, enemigos, defensores y locutores, para volver a echar un cable a
Rodríguez Zapatero.
Zapatero necesitaba aparecer en
uno de esos medios que no son tan descaradamente suyos, como Radio Nacional, la
SER, TVE, Cuatro o La Secta. Éstos ya los tiene en el bolsillo sin ningún
esfuerzo. Telecinco, también entregado al socialismo desde el inicio de la
emisión de las televisiones privadas, allá por 1990, siempre ha sabido
disimular un poco su fidelidad al PSOE. Digamos que, si bien La Secta es 100%
socialista, Telecinco lo es solamente en un 99%.
La entrevista debería haber
comenzado con un plano general mostrando a ZP entrando en plató, precedido de
Pedro Piqueras sembrando el camino con pétalos de rosas. El guión de la
entrevista, estabaperfectamente estudiado para favorecer al presidente que, antes de
llegar a serlo, aseguró a Luís del Olmo que jamás se permitiría manipular los
medios en su propio beneficio. Más que una entrevista, aquello parecía un
meeting en Rodiezmo, pero sin gritos ni estupideces proferidas por Alfonso
Guerra. Durante los primeros 10 minutos
de programa, que es el tiempo que aguanté como un valiente hasta que no pude
evitar cambiar el canal, el “director” Piqueras proponía un tema y Zapatero se
extendía a placer y sin oposición alguna. Llamó mi atención que, en cada una de
las escasas ocasiones que el locutor hacía alguna puntualización, como tratando
de parecer incisivo para que no se notase tanto que aquello era una pantomima,
iniciaba su comentario pidiendo perdón.
Lo dicho por Rodríguez Zapatero
durante esos primeros 10 minutos de “entrevista” estuvo en la línea habitual de
este calamitoso presidente. A ZP no le parece que haya perdido él en las
primarias de Madrid al haber sido derrotada la candidata que él mismo impuso.
No le parece que haya ningún tipo de rebelión contra su figura y liderazgo en
el PSOE. No siente amenazada su candidatura para las elecciones generales de
2012, pero tampoco despeja la incógnita sobre si se presentará a esas elecciones.
No le parece que a cosa económica esté tan mal. Por tanto, no le parecen
fiables las predicciones de otros economistas y organismos externos a su
gobierno que apuntan a 2015 como el año en el que se iniciará una recuperación
real para España.
Lo que sí le parece a Zapatero es
que su proyecto es leal con España (como si alguna vez hubiera tenido algún
proyecto). Le parece que las medidas difíciles que el gobierno se ha atrevido a
tomar son las apropiadas (obviando que, hasta hace algunos meses, no aceptaba
la gravedad de la situación real de España, hasta que Obama y Merckel le
tiraron de las orejas). Y le parece que está cada vez más cercano el punto a
partir del cual España iniciará una vigorosa recuperación económica (como si no
estuviera prometiendo eso mismo desde hace años).
Esta mañana he leído en la prensa que,
para finalizar este absurdo acto de reafirmación del líder, Telecinco invitó a
David Villa y Luís Tosar para que compartieran unas palabras de reflexión, no
de oposición ni crítica, sobre el empleo y la minería.
Mi conclusión es que los asesores
de Zapatero son conscientes de que sus
apariciones en La 1, así como las de sus ministros y otros sectarios de
su confianza, tienen cada vez menos audiencia; de modo que un paseo por medios
privados afines que no estén tan saturados de zapaterismo, como es el caso de
los citados anteriormente, no le viene mal para tratar sacar un poco de brillo
a su deteriorada imagen pública. De hecho, en su primera entrevista desde la
pasada huelga general y las primarias de Madrid, Zapatero apenas incidió en
ninguno de esos temas en su charla catecumenal.
Opino que el poder no tiene nada que ver con la fuerza mental y energía mental.
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