Es como esas películas de
intriga, en las que el cadáver del asesinado acaba por aparecer. El caso Faisán
ya no es un asunto de fachas crispadores y resentidos por el 11-M que hacen
todo lo posible por llenar de basura a altos cargos del PSOE. El caso faisán
tiene ahora más visos de credibilidad para muchos incrédulos de esos que
aseguraban que esto no era más que otra de esas movidas montadas por los de la
AVT, Dignidad y Justicia, Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez y los de
Intereconomía. Ahora, los que clamábamos por que se descubriese la verdad,
hundiese ésta a quien fuese, ya no somos frikis de la conspiranoia contra la
izquierda y los gobiernos socialistas. Resulta que un juez suficientemente
independiente ha decidido que hay indicios suficientes como para iniciar una
investigación sobre el famoso chivatazo a ETA desde las altas instancias del
Ministerio de Interior de Pérez Rubalcaba. Hasta el fiscal, que anteriormente
siguió la línea prosocialista trazada por el nefasto Garzón y no apreció motivo
alguno para indagar nada, se convierte ahora en un fiscal que sí seguirá
adelante con el caso.
Carlos Herrera se preguntaba esta
mañana en su editorial de Onda Cero de las 6 de la mañana si el resultado de la
investigación sobre este nuevo escándalo de alta traición de los socialistas
contra el Estado podría arruinar la carrera política de más de uno. En mi
opinión, basada en los antecedentes de las últimas décadas, creo que si alguna
carrera política puede verse comprometida, será la de algún cabeza de turco que
esté dispuesto a dejarse quemar a cambio de un futuro económico asegurado.
España ya tuvo que vivir
bochornosas situaciones como ésta que va a suceder. Vera y Barrionuevo pagaron
por sí mismos, y por otros que quedaron limpios, habiendo tenido más responsabilidad
que los que acabaron en prisión. El propio Rubalcaba volvió a estar en primera fila, hasta el día
de hoy, de la mano de Rodríguez Zapatero, y trabajando para el partido socialista
desde cualquier cenagal donde pueda conseguir sus fines de afianzamiento y
control de la ciudadanía.
Felipe González jamás tuvo que
enfrentarse seriamente a las fundadas acusaciones que le apuntaban como el
“mister X” de los GAL. Fue el juez Baltasar Garzón quien instruyó el caso y le
evitó el mal trago. Tiempo después, éste pediría la excedencia en la judicatura
para presentarse en listas del partido socialista por Madrid. Tras el fracaso
de su salto a la alta política, retornó a su sillón de juez.
¿Cuántos políticos deberían
hacerse responsables, de algún modo, ante las irregularidades cometidas o ante
sus fracasos estrepitosos?
Rodríguez Zapatero ha rescatado
para sus sucesivos gobiernos a políticos de etapas anteriores, cuyas gestiones
entonces fueron manifiestos fracasos. Seguramente, el caso de Solbes como ministro
de economía e iniciador, bajo las órdenes de ZP, de la estrategia de negación e
inacción ante la crisis económica, pueda ser uno de los ejemplos más claros, si
recordamos su penosa gestión a cargo de la misma cartera durante la etapa final
del felipismo. Casos como este afianzan la realidad en cuanto al afán de Zapatero
por reclutar a verdaderos fracasados para completar su equipo de nuevas
generaciones de ineptos de cuota.
Ayer se confirmó que uno de los
teléfonos celulares desde los que se informó a la cúpula de ETA de su inminente
detención pertenecía a Antonio Camacho, próximo y directo colaborador de
Rubalcaba. Si la investigación del caso sigue un curso suficientemente
independiente, asistiremos, durante los próximos meses, a momentos de deja-vù.
A situaciones de “esto ya lo he vivido antes”. A tiempos pasados en los que
altos cargos socialistas se desmentían a sí mismos de un día para otro,
mientras la realidad les dejaba a todos con el trasero al aire.
¿El caso Faisán costará la
carrera política a algún alto cargo socialista? ¿Alguno de estos altos cargos,
una vez comprobados los cargos, pagará las consecuencias de haber cometido un
delito de colaboración con banda armada? Sinceramente, creo que hay muy pocas
posibilidades de que tales cosas ocurran aunque la verdad completa quede a la
vista de todos.
Vivo en España. Un país que se
las da de potencia mundial y de ejemplo democrático, en el que millones de
electores, repetidamente, han validado con sus votos las tropelías de políticos
degenerados que se escudan en lo social para su propio provecho. No creo que
suceda nada. No apuesto por la justicia.
Ojalá me equivoque.
feo, muy feo. Alguien del PSOE va acabar pasando una temporada a la sombra. Mucho se nvan a tener que esforzar para demostrar la presunción de inocencia.
ResponderEliminarDudo mucho que pague alguien. Despues de lo que hemos visto en la historia reciente...
ResponderEliminar- Eduardo, todavía no estoy muy convencido de que alguno de los de "arriba" se vea en apuros.
ResponderEliminar- Sefirot; eso mismo.
Saludos.