El artículo de Alfonso Ussía
lleva varios días corriendo por la red y provocando todo tipo de opiniones.
Creo haberlo recibido por mail siete u ocho veces y no me parece nada extraño.
La notoriedad de ambos personajes es motivo suficiente para semejante expectación,
y los ávidos de noticias del corazón disfrutan con estas cosas de los famosos.
Particularmente, como personajes
famosos, Pe y Ja me importan un pimiento. No soy nada mitómano y prefiero fijar mi
admiración en otro tipo de individuos con méritos en la política, la literatura
o cualquier otra faceta que me interese. Precisamente, si hablo sobre cine,
Penélope Cruz no me atrae nada como actriz, aunque las interpretaciones de
Javier Bardem en “mar adentro” y “no es país para viejos” me parecieron muy
interesantes.
Del escrito de Ussía me atrae,
principalmente, el fondo del mensaje. Siempre me ha chocado la paradoja que se
da habitualmente entre celebridades de la progresía que, una vez afianzado su
éxito, se abandonan al capitalismo más antagónico a lo que ellos han tratado de
identificarse públicamente, bien por interés político, bien por ambición.
Pues eso. Que subscribo las
palabras de Alfonso Ussía letra por letra, hasta el punto final y añado subrayado al último párrafo. Porque si se da el cambio político
que auguran las encuestas, será lo que nos toque vivir a los españoles hasta
que la izquierda recupere el poder.
"Se ha echado de menos un comunicado oficial anunciando la buena nueva
del parto de Penélope Cruz, la Pasionaria de Alcobendas. Ha sido un niño.
Enhorabuena. Ha nacido en Los Ángeles, en los Estados Unidos, y no en Cuba.
Enhorabuena. De esta manera, el niño podrá optar a la nacionalidad
estadounidense cuando alcance la mayoría de edad. Enhorabuena. El nacimiento ha
tenido lugar en el hospital Cedars-Sinaí, uno de los más caros del mundo. Se
calcula que la factura no bajará de los cien mil euros. Enhorabuena por
tenerlos. En España sale más barato, pero los padres son muy dueños de decidir
el lugar de acceso a la vida de sus hijos. Me aseguran mis informadores de
partos ilustres que tanto el padre como la madre han luchado denodadamente
contra sus ideas, y que las ideas han resultado derrotadas. De haber vencido
las ideas, el parto se habría producido en Cuba, cuyo nivel médico y
asistencial es altísimo, según dicen algunos. Pero no ha habido suerte. Tiene
que ser muy dolorosa la militancia comunista para terminar dando a luz en el
hospital más caro y exclusivo del imperio capitalista. Me estremezco cuando lo
pienso. Porque el padre y la madre del niño recién nacido no son izquierdistas
del montón. Forman parte de la cúpula ideológica y de agitación y propaganda
del comunismo austero que todo lo comparte. En el hospital de Cuba le obligaban
a la madre a compartir habitación con una camarada cubana, y hasta ahí podíamos
llegar.
No hay que fiarse de las jóvenes cubanas de hoy, tan alejadas de los principios básicos de la Revolución. Además, que por culpa del bloqueo, no se garantiza en Cuba la disponibilidad de determinados medicamentos. De ahí que la pareja revolucionaria española haya decidido que su hijo nazca en el hospital más caro de la nación que impone el bloqueo a los cubanos. En España no hay bloqueo que valga, pero se entiende que en las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales por las que atraviesa nuestra nación, lo de nacer en España les haya parecido poco. El glamour rojo también existe. Y la última opción, la de tener un hijo en un campamento saharaui con Aminatu Haidar colaborando en el parto, la verdad, y en esto les doy toda la razón, no podía ser tenida en cuenta.
La militancia comunista no obliga a tanto sacrificio. Es legítimo sentirse de la más escorada izquierda y vivir como un millonario americano. Pedir ejemplaridad y coherencia entre las ideas y la realidad, o entre la teoría y la práctica, es una impertinencia muy propia de la gente de derechas, cuyas mujeres, muchas de ellas, dan a luz todos los días en las clínicas de la Seguridad Social. Y ahí está el problema. La Seguridad Social fue obra del franquismo –el propio Franco murió en uno de sus hospitales–, y un comunista que se precie de serlo no puede consentir que su hijo nazca en un hospital del régimen anterior. Sería imperdonable.
Pe y Ja han hecho muy bien. Tiempo habrá para levantar el puño, protestar contra el Gobierno del Partido Popular, llamar asesinos a sus dirigentes, volar al Aiún cuando sea necesario, descansar en Cuba como invitados del Régimen bloqueado, y seguir viviendo en la imperialista nación que bloquea a los cubanos. Tiempo habrá. Lo importante es que el niño ha nacido en Los Ángeles, que está bien, que a la madre nadie le molesta ni interrumpe, que todo marcha de maravilla y que cien mil euros por un parto tampoco es para escandalizarse.
Arriba los pobres del mundo, en pie famélica legión."
No hay que fiarse de las jóvenes cubanas de hoy, tan alejadas de los principios básicos de la Revolución. Además, que por culpa del bloqueo, no se garantiza en Cuba la disponibilidad de determinados medicamentos. De ahí que la pareja revolucionaria española haya decidido que su hijo nazca en el hospital más caro de la nación que impone el bloqueo a los cubanos. En España no hay bloqueo que valga, pero se entiende que en las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales por las que atraviesa nuestra nación, lo de nacer en España les haya parecido poco. El glamour rojo también existe. Y la última opción, la de tener un hijo en un campamento saharaui con Aminatu Haidar colaborando en el parto, la verdad, y en esto les doy toda la razón, no podía ser tenida en cuenta.
La militancia comunista no obliga a tanto sacrificio. Es legítimo sentirse de la más escorada izquierda y vivir como un millonario americano. Pedir ejemplaridad y coherencia entre las ideas y la realidad, o entre la teoría y la práctica, es una impertinencia muy propia de la gente de derechas, cuyas mujeres, muchas de ellas, dan a luz todos los días en las clínicas de la Seguridad Social. Y ahí está el problema. La Seguridad Social fue obra del franquismo –el propio Franco murió en uno de sus hospitales–, y un comunista que se precie de serlo no puede consentir que su hijo nazca en un hospital del régimen anterior. Sería imperdonable.
Pe y Ja han hecho muy bien. Tiempo habrá para levantar el puño, protestar contra el Gobierno del Partido Popular, llamar asesinos a sus dirigentes, volar al Aiún cuando sea necesario, descansar en Cuba como invitados del Régimen bloqueado, y seguir viviendo en la imperialista nación que bloquea a los cubanos. Tiempo habrá. Lo importante es que el niño ha nacido en Los Ángeles, que está bien, que a la madre nadie le molesta ni interrumpe, que todo marcha de maravilla y que cien mil euros por un parto tampoco es para escandalizarse.
Arriba los pobres del mundo, en pie famélica legión."
Se está esparciendo esta publicación como mensaje justiciero que pone las cosas en su lugar: los de izquierda son unos inmundos farsantes, que practican la hipocresía como una de las artes ocultas.
ResponderEliminarDe hecho los protagonistas del berenjenal están más acá del bien y del mal, y el tono sarcástico es fácilmente aplicable por su popularidad y su elevadísimo caché.
Pero, digo yo, y que se me retuerza la lengua si digo una sandez: desde cuando tenemos que aplicar elementos de crítica política a dos notorios íconos del más rancio cholulismo internacional? Un señor que ha patentado un rostro impasible a lo Bela Lugosi como nivel de excelencia actoral alcanzable sólo por los elegidos, puede y debe erigirse en teórico y práctico del comunismo ortodoxo? O puede alguien criticar a Penélope por revolcarse con cuanto compañero de marquesinas le pongan por delante, y varias veces por detrás? Verguenza me daría. De ahí a adjudicarle los laureles de La Pasionaria, vale, hay una distancia que la cordura debería imponer...
Esta es la falacia que Alfonso Ussía y su empleador Luis María Anson nos tratan de introducir cual supositorio con escamas.
A otros izquierdosos con ese hueso, Don Luis María Anson Oliart, pero, noblesse oblige, chapeau a Don Ildefonso María Ciriaco Ussía Muñoz-Seca, por su mordedura a la yugular. Sólo le recomendaría elegir sus compañías, por aquello del dime con quién andas...