Si los últimos estudios del CIS van bien encaminados, el PSOE ganaría las elecciones andaluzas
sin llegar a conseguir la mayoría absoluta necesaria para gobernar en
solitario.
La legislatura que finaliza en pocas semanas ha marcado
la política interior andaluza con la etiqueta de la corrupción. La presidenta
Susana Díaz no ha hecho prácticamente nada por limpiar su comunidad autónoma ni
aliviarla del peso que supone esa imagen de corrupción institucional que
cualquiera, tanto de dentro como de fuera, que se mueva lo suficiente por las
instituciones y la vida empresarial andaluzas, puede conocer de primera mano.
Viéndolo desde ese aspecto, los acontecimientos de estos
cuatro años han constatado que desgraciadamente, y como en otras comunidades,
el expolio de las arcas públicas y de los recursos que deberían dedicarse al
contribuyente, es el medio de vida de toda una clase política instalada en el
mangoneo más absoluto, sin importar que Andalucía sufra una situación social
que la coloca en los últimos puestos europeos en ciertos baremos, y desde hace
ya muchas décadas.
El gobierno en coalición PSOE – IU no ha significado
diferencias al respecto. Si algún ingenuo pensó que la entrada de Izquierda
Unida pudo haber supuesto un aporte de honradez política en la gestión pública,
no habrá tardado ni un par de semanas en comprobar lo contrario. IU tiene su
propio saco de basura a la espalda, tanto en asuntos autonómicos como
nacionales. Incluso alguno de los destacados miembros de esta formación ha
resultado ser parte de la banda de trincones usuarios de las famosas “tarjetas
Black” y consejeros de cajas de ahorros con sueldos de 100.000 a 200.000 €
anuales. Con semejante fondo, ¿qué partido político puede exigir transparencia
a otro?
Los EREs, la formación a desempleados, y el mal uso de
otras subvenciones europeas son el exponente mediático de lo que una clase
política, tan corrupta en cantidad que eclipsa por completo a quienes puedan estar
en lo público por afán de servicio a la comunidad. Y las buenas palabras de la
presidenta Susana Díaz al hacerse cargo del gobierno autonómico han quedado en
nada, porque nada ha cambiado, si no es para oscurecer más aún el ambiente al
saltar a los medios esos casos de latrocinio desmesurado que, estando en boca
de muchos desde hacía años, prácticamente nadie, exceptuando honrosas y
valientes excepciones, ha tenido el valor de sacar a la luz.
De modo que, si los datos de la última encuesta del CIS
no están excesivamente errados, algún grupo político con representación
suficiente en el parlamento andaluz, si es que el PSOE no quiere gobernar en
minoría. Cosa esta que me parece harto improbable e imposible de llevar a cabo
dado el panorama que se espera próximamente.
El PSOE obtendría, siempre según el CIS, 44 escaños (la mayoría absoluta se cifra en 55 sobre un
total de 109). Izquierda Unida y el Partido Popular caerían en picado. IU obtendría 4 o 5 y PP 34 (el PP andaluz llegó a
conseguir 50, el mejor resultado de su historia, pero la coalición PSOE – IU le
impidió llegar al gobierno) Ciudadanos alcanzaría 5 escaños y Podemos sería la
gran revelación con 22 escaños, nada menos. UPyD no conseguiría un solo escaño.
Así las cosas, Susana Díaz pactaría con… ¿Podemos? ¿ Con PP?
En caso de que Podemos formase parte del gobierno,
apoyando a uno de los dos partidos mayoritarios de esa casta que tanto dice
aborrecer, tendríamos la oportunidad de comprobar los modos y capacidad de
gobierno de un partido que, hasta entonces, solo ha podido demostrar su
habilidad para la crítica.
Si el PSOE decide buscar el apoyo de los populares, tal
cosa podría suponer el precedente para nuevos pactos en otras comunidades donde
uno de ambos partidos mayoritarios pueda ver su status en peligro por el
ascenso de Podemos.
¿Cómo reaccionarían los votantes de Podemos y PP ante esa
nueva situación? ¿Apelarían los dirigentes de ambos partidos a la
“responsabilidad democrática” y “necesidad de estabilidad” como excusa para
unirse al enemigo que tanto detestan? ¿Dicha excusa sería bien acogida por sus
respectivas bases?
Las miradas de todo el país estarán puestas sobre
Andalucía el próximo 22 de marzo. De los resultados y sus consecuencias bien
podrían depender las estrategias municipales, autonómicas y nacionales que los
partidos se planteen para las elecciones a celebrar en toda España poco tiempo
después, y el voto de quienes se acerquen a las urnas con el pensamiento puesto
en sostener, o cambiar, la situación actual que estamos viviendo bien pudiera
reafirmar el bipartidismo corrupto del “PPSOE” o la entrada de los partidos
emergentes en los órganos de gobierno repartidos por toda la nación.
Hola, Mike.
ResponderEliminarCuanto tiempo, ¿verdad?
Solo para decirte que te he buscado en Facebook y no he conseguido encontrarte.
Si quieres puedes buscarme tú a mí. Acabo de abrir la página:
https://www.facebook.com/josegarpal
Un abrazo.