¿Memoria Histérica?
Una de las muchas frases de nuevo cuño que se oye últimamente en los medios es esa de “recuperar la memoria histórica” Miedo me da.
Es como la ley del péndulo. Podemos balancearnos tranquilamente desde el extremo aquél en el que los rojos malvados que atentaban contra las buenas y cristianas costumbres eran considerados como el cáncer marxista que fue extirpado del país al final de la guerra del 36, hasta el otro extremo en el que vemos como también se tergiversa la historia y se habla de una republica idílica en la que se respetaban las libertades del individuo y todos sonreían felices por la calle. Ni una cosa ni otra. Y quien asegura que un bando fue mejor y mas santo que otro es un revanchista sectario.
No se puede borrar la historia, porque tarde o temprano acaba aflorando. En este caso es como los muertos de las películas que aparecen al cabo de un tiempo y sus restos acusan al culpable.
Zapatero le dijo a Irene Villa que comprendía muy bien el sufrimiento que ella tiene, porque a él le mataron a su abuelo en la guerra. Esto no solo es una ordinariez de bruto oportunista, tambien es una ofensa grave que si hubiera sido dicha por Aznar o Rajoy habría ocasionado alguna manifestación acompañada de campaña de mensajes SMS para calentar a la ciudadanía. Así que visto lo que hay por el patio, no es de extrañar que se le ocurra además aleccionar a la progresía con una visión deformada y partidista del periodo de pre-guerra civil que culminó en una guerra terrible y en la posterior dictadura de casi cuatro décadas.
Los que gobernaron durante esa dictadura envenenaron la educación de los jóvenes, queriendo ofrecer una versión de la historia tan distorsionada como la que luego, en plena democracia, se pretendió poner en marcha para desintoxicar a las masas de tanta “formación del espíritu nacional.” El resultado fue que el que tenía que ser: una España donde cualquier asunto se convierte en polémica de buenos y malos, de los de antes y de los de ahora.
Pues no, Señor Zapatero, no. La 2ª Republica no fue un paraíso de democracia como usted quiere hacernos ver. La republica, que nació con todas las taras heredadas de una España dividida ya en anteriores guerras civiles y contaminada por siglos de decadencia, estaba condenada a morir en la infancia. La 2ª Republica comenzó a dar sus primeros pasos con pocas esperanzas de vida y con una carga enorme de desastre económico y social. En semejante caldo de cultivo pasó lo que tenia que pasar, Sr. Zapatero; los extremistas de izquierdas y derechas se dedicaron a amenazar, expoliar y matar a los de enfrente. Y si hubiera sucedido la misma situación, pero con los papeles cambiados, hubiera sido la izquierda la que se hubiera levantado en armas para derrocar a un gobierno caótico de derechas, tal era el odio larvado ya en los extremos de ambos bandos. Se daba el clima ideal para la aparición de los salvapatrias que decidieron que su método de arreglar las cosas era el mejor. Y si a su abuelo lo mataron los de derechas, recuerde que hubo otros abuelos de derechas que fueron asesinados por activistas de izquierdas.
Y pensándolo fríamente, resulta que seguimos arrastrando parte de aquella herencia treinta años después de morir el dictador. Siguen viviendo ambos bandos, gracias a aquellos que se esfuerzan día a día para que el rencor siga viviendo. Y aquellos, como en mi caso, que discrepan por igual de la derecha o de la izquierda, quedan etiquetados en uno de los dos bandos a la fuerza. Hemos vuelto a los ochenta. Espero que no vayamos mas atrás.
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