
La historia, las circunstancias de la vida, dan tantas vueltas a lo largo del tiempo que, lo que en el pasado fue distancia, hoy se convierte en retorno, en vuelta a las raíces.
Seguramente la región española mas vinculada a Hispanoamérica fue siempre Canarias. No se trata con esto de desmerecer a los emigrantes de otros lugares del país. Me refiero a que buena parte de la emigración canaria mantuvo vínculos estrechos con su tierra una vez asentados en Venezuela y Cuba, donde fueron a parar la mayoría de nuestros isleños. Recíprocamente, venezolanos y cubanos se han sentido como en su tierra, cuando han visitado Canarias. Los acentos tan similares entre unos y otros, el modo de hacer y de pensar tan parecido y los lazos familiares fortalecidos durante generaciones han facilitado que en los últimos quince años muchos hijos y nietos de emigrantes hayan vuelto a la tierra de sus mayores a conocer buena parte de su pasado, o a vivir definitivamente.
Como decía al principio, la vida da muchas vueltas. Lo que ayer fue tierra de promisión es hoy, en algunos casos, pobreza, desgracia, populismo barato, demagogia y ruina. Así que asistimos a un nuevo éxodo; el de los hijos y nietos de aquellos emigrantes que partieron de las canarias para perder de vista el hambre o la persecución política y que retornan con la esperanza de una vida prospera.
Traen en sus corazones la nostalgia por su tierra y sus momentos felices vividos tan lejos. Llevan dentro el temor de no volver nunca mas a sus hogares, porque dejan atrás sus tierras perdidas entre el egoísmo de quienes las gobiernan.
No me ocupan hoy tanto los motivos, como los sentimientos de todos ellos. Porque conozco a algunos de los que volvieron a sus raices. Y el mejor modo de compartirlo es con música de buenos músicos y letra de poetas. Para los que vienen siendo extraños y también para los que vuelven.
Los Sabandeños, Alberto Cortez y el recuerdo de Gardel.