Hay cosas que duelen mucho. Una de las que más, la decepción. Y si la decepción viene acompañada de una dosis suficiente de estupor, pasa uno a sentir indignación.
Yo no puedo asegurar si Ingrid Betancourt está sufriendo el Síndrome de Estocolmo, a tenor de sus declaraciones a favor del dialogo con los terroristas. Lo que sí se es que yo estoy bajo los efectos del síndrome de “esto es el colmo”.
No me explico la actitud de Ingrid. Secuestrada durante años. Privada de libertad. Según sus propias palabras, pasando necesidad y enfermedades. Temiendo por su vida y sufriendo malos tratos. Comprobando sobre sí misma el terrible efecto de lo que promueven las FARC, y compartiendo el mismo terror que miles de secuestrados. Sabiendo que son los terroristas los responsables del derramamiento incesante de sangre sobre tierra colombiana, pero compartiendo responsabilidad con quienes les envían ayuda y les prestan apoyo desde el extranjero.
¿A que puede deberse ahora esta actitud dialogante? El día de su liberación quedó sobradamente demostrado que el dialogo y las negociaciones habían resultado inútiles por muchos años. Fue mediante una intervención de las fuerzas especiales como Ingrid fue liberada, y no sentándose alrededor de una mesa, poniendo las mejores sonrisas ante los fotógrafos de prensa.
En España tenemos sobrada experiencia en este tema. Nunca una negociación con ETA ha traído nada positivo, precisamente porque el terrorismo no transige. El único dialogo posible con gente de esta calaña es asentir a todo lo que piden.
No parece entenderlo así Ingrid, quien declaró el pasado ocho de Octubre en Bruselas, respondiendo a una pregunta sobre ETA y el terrorismo en España: "Hay que hablar con todo el mundo y en particular con los terroristas", con los que dijo que "hay que negociar, primero porque es el mejor modo de salvar vidas, y segundo porque no hacerlo es justificar la barbarie"
Es última frase la que me deja más frío. Parece ser que si un gobierno no se doblega a los requerimientos de un grupo terrorista está justificando las acciones de los asesinos. O lo que es lo mismo, por poner un ejemplo. El gobierno español justificó el asesinato de Miguel Ángel Blanco por parte de ETA, al no dialogar con los terroristas. Y como este, podríamos hablar de miles de ejemplos de muertos y secuestrados en Colombia o en cualquier otro país que sufre el cáncer del terrorismo.
No sé si
solicita a Ingrid Betancourt que devuelva el premio Príncipe de Asturias.
Tengo verdadera curiosidad por saber si estamos asistiendo a una simple metedura de pata o si, por el contrario, contemplamos el nacimiento de una nueva estrella del buenismo tolerante multicultural. El tiempo lo dirá.
Lo de la Betancourt es lo mismo, el síndrome de Estocolmo que afectaba y afecta a Eduardo Madina, al que le producía náuseas Angel Acebes pero no lo asesinos que le volaron una pierna,a los que al final, hasta les tenía cariño.
ResponderEliminarNo olvidemos que Clara, la compañera de secuestro en la selva de Betancourt,se quedó embarazada de un terrorista de las FARC.
Sólo deben inspirarnos lástima.
No me lo puedo creer.....
ResponderEliminarComentario anterior (y breve) enviado por mail por Marisa.
ResponderEliminarSu experiencia es sin duda espeluznante,pero creo que se equivoca de parte a parte.Es sin duda un caso claro de "Síndrome de Estocolmo".Ese nivel de empatía con los terroristas no es normal.
ResponderEliminarCon todo mi respeto y cariño, que "se lo haga mirar"....
Perdón la intromisión, tienes un reconocimiento a tu blog en el mio.
ResponderEliminarSalud
Esto es el acabose del regionalismo típico de las colonias iberoamericanas. Ingrid sólo busca , desde que alguien le ha mencionado la idea, el premio Nobel de la paz, imposible si enarbolas comentarios como "duro contra ETA" , "sin piedad para estos asesinos" . Otras fueron las declaraciones de Ingrid, cuando recién fue liberada por el ejército colombiano: "mi liberación sólo fue posible gracias a la política de seguridad del presidente Alvaro Uribe". ¿En ese entonces ha hablado de negociación con los terroristas? ¡Para nada! Mis respetos a esta mujer que pudo soportar 6 años de vil secustro y cautiverio forzado por esos cobardes asesinos que se escudan en polítcas y directrices de izquierda, cuando no son más que unos bandidos narco traficantes. Pero Señora Ingrid, nada justifica el terrorismo, nada.
ResponderEliminarDémosle un tiempo, para ver qué camino toma. No me gusta lo que ha dicho.
ResponderEliminarNo está libre gracias al diálogo.
¿O sí?
Vaya... pobrecita... al parecer a ella, durante seis años no la dejaron dialogar.
ResponderEliminarSi no, teniendo las ideas tan claras sobre cómo se acaba con el terrorismo, no me explico cómo no aplicó su propia teoría a su propio caso. Quizá se habría ahorrado cinco años, once meses y veintinueve días de secuestro.
O no sabía dialogar la buena mujer, o dio la casualidad de que sus secuestradores eran parcos en palabras y no le seguían la conversación, o no tiene ni idea de cómo tratar a un terrorista. Y yo creo que la respuesta es la c.
El haber sido víctima no la convierte en especialista. Máxime si su libertad se la debe precisamente a la estrategia contraria de la que ahora se hace abanderada. El movimiento se demuestra andando. Y ella, en el plano político y resolutivo, ha andado muy, pero que muy poquito.
Claro que también puede pedir la paz en el mundo a los Reyes Magos. Pero por si acaso los Reyes Magos son una fantasía, habrá que ir haciendo algo... ¿o qué?
Saludos.