MIGUEL ANGEL MORATINOS. ¿EL REGRESO DE MORAN?

Continuando con los recuerdos de mucho tiempo atrás, que saltan a veces como un resorte en mi memoria cuando leo algún titular de esos que me hace rechinar los engranajes, veo ahora la imagen en mi mente de aquél ministro de asuntos exteriores del primer gabinete de Felipe González.

Fernando Morán era esencialmente, un hombre tranquilo. El punto opuesto a Alfonso Guerra. Morán era muy capaz de dormir a un hiperactivo con su charla. Pero tenía otra faceta que ningún otro ministro de la democracia ha sido capaz de igualar, hasta que llegó la primera legislatura de Rodríguez Zapatero.

Morán fue famoso en España también por ser el ministro que más estuvo en boca de todos. No sé quién ni cómo empezó aquello, pero de la noche a la mañana comenzaron a circular chistes de Morán, como los chistes del tonto del pueblo. Algunos eran nuevos, otros adaptados de chistes más antiguos. Lo cierto es que tuvieron tanta notoriedad como los de Lepe. En realidad, alguno de los de Lepe también fue transformado a chiste de Morán.

¿El motivo? No lo sé, exactamente. Creo que todo vino de la facilidad de este personaje para meter la pata en ruedas de prensa y declaraciones a la salida del congreso. El caso es que, sin serlo realmente, se ganó una fama de estúpido difícil de superar.

“Dice que va un hijo de Morán, se levanta por la noche, va a la cocina, abre la nevera y se encuentra a su padre, hecho un ovillo, sentado al lado de la mantequilla y los huevos.

¡¡¡Pero papá!!! ¿¿¿Qué haces aquí dentro???

… Es que tu madre dice que soy la leche…”

Morán cayó en el olvido absoluto. Para su descargo, reconoceré que fue el único ministro de González que tuvo el valor suficiente de mostrar su desacuerdo con el giro pro OTAN que el gobierno socialista daba en aquellos años, traicionando a las propias promesas y a su electorado, lo que motivó su relevo al frente de la cartera de asuntos exteriores.

Zapatero ha revivido al mito. Corregido y mejorado. El actual responsable de exteriores, Miguel Ángel Moratinos es igual de aburrido pero, además, es capaz de decir las mayores estupideces sin que se le mueva una sola pestña; Facultad esta que, hoy por hoy, solo iguala Solbes.

De Moratinos no conozco ningún chiste, pero puedo citar una frase suya, dicha cuando le preguntaron qué aconsejaría a la Ministra georgiana de Exteriores sobre el separatismo, que vale por todo el repertorio de Chiquito de la Calzada:

"En España no tenemos problemas separatistas. Hay una total unidad y una organización territorial que funciona muy bien con autonomías dentro de la Constitución".

Mi pregunta es: ¿Posee el Ministro Moratinos un extraño e incomprendido sentido del humor, o se trata de algún tipo de patología contagiosa que afecta a los responsables del gobierno socialista?

Creo que cualquier español, incluso votante del PSOE, tendría mucho que decir al respecto. Ningún otro país de la Unión Europea tiene semejante catálogo de partidos y agrupaciones independentistas. Más aún; ningún país occidental, que yo recuerde, tiene que soportar a un gobierno autónomo que hasta se permite abrir “embajadas” propias, como instrumento de auto afirmación y como excusa perfecta para colocar a amigos y parientes. No creo, aunque ya no estoy seguro de nada, que Moratinos haya olvidado que hay una banda terrorista-separatista que tiene en su haber casi mil muertos, o que en tres comunidades autónomas, auto calificadas como “comunidades históricas” con el consentimiento de los gobiernos centrales, que pretenden proscribir el español como lengua. No creo que Moratinos ignore que el presidente de una de estas comunidades pretende convocar un referéndum por la independencia.

Quizás hay un pequeño detalle que el Ministro Moratinos no ha valorado suficientemente. Vivimos en la era de la información. Cualquier persona, en cualquier punto del planeta – más o menos – puede disponer de información sobre cualquier país, puede consultar miles de periódicos on line, ver canales de televisión y oír canales de radio. Y la imagen de España al respecto no es precisamente la que transmite

Su frase no engaña a nadie. Ni a georgianos ni a osetios. Este es el nivel de responsables públicos que tenemos en nuestro país. Apartados de la realidad y viviendo en su paraíso particular.