Yo fui fumador hace muchos años. No fumaba demasiado, pero sí lo suficiente para darme cuenta de lo bien que está uno sin el tabaco, cuando se libera de él. No me refiero solo a la esclavitud de depender de un vicio que es altamente adictivo. Hablo de la liberación que supone el verse a uno mismo fuera de ese circulo cerrado en el que cae el fumador que reconoce que su salud se ve afectada pero la adicción es más fuerte que su voluntad y que, además, gasta estúpidamente un buen montón de dinero cada mes, que se podría dedicar a cualquier otra cosa mucho mejor.
Pensaba en esto ayer, cuando leía una noticia que pone de manifiesto la hipocresía del estado cuando se trata de cubrirse las espaldas, aunque sea pisando los principios que dice defender, bajo los cuales sanciona cualquier individuo que atente contra ellos.
Me refiero a la sentencia de la Audiencia Nacional, sobre la demanda de un fumador enfermo de cáncer, que manifiesta reconocer que el tabaco provoca cáncer, pero que exime al propio estado de cualquier responsabilidad por dicha enfermedad contraída por el consumidor de tabaco.
Simplificando mucho, una de las puntualizaciones de la sentencia que más llamó mi atención fue la que dice que, si bien el estado fue propietario, hasta 1998, del monopolio del tabaco en España, reconocido como producto cancerígeno, no estima que el propio estado sea responsable en ningún modo de los trastornos que el consumo de dicho producto pueda haber causado al fumador que interpuso la demanda.
Simplificando aún más. Se reconoce que el estado comercializó un producto nocivo para la salud, pero no se le estima culpable de los daños provocados por dicho producto nocivo.
Además de hipócrita, este argumento me parece realmente peligroso. ¿Entonces, qué diferencia puede haber en el caso de que alguien venda cocaína, también tóxica? Podría sujetarse a otro de los argumentos exculpatorios de la sentencia, que defiende que el estado nunca obligó a nadie a consumir su droga “legal”. El traficante de coca del supuesto anterior tampoco obliga a nadie; solo ofrece el producto…
¿Se trata de evitar que cientos de miles de fumadores exijan indemnizaciones? Seguramente.
¿Se trata de no reconocer que el estado (como cualquier otro estado) se ha servido de la salud de los ciudadanos para ganar dinero? Claro. Eso nunca se podrá reconocer.
Otro ejemplo más, que he usado varias veces en algún foro sobre este tema.
Yo, como ciudadano normal y corriente, cojo una mesa plegable, veinte o treinta bocadillos de tortilla, refrescos y otras viandas. Me instalo, pongamos por caso, en el Paseo de la Constitución de Zaragoza, para vender mis productos. ¿Apostamos sobre cuántos minutos tardará en aparecer la Policía Local para confiscar mis mercaderías y sancionarme?
Aducirán que no he pagado ni el permiso, ni la licencia, ni el impuesto de tal y cual, que estoy en medio de la vía pública, que Sanidad tampoco me ha autorizado… me meterán una multa que me crujirán vivo y me quitarán los bocadillos y los refrescos, que se repartirán entre los más amiguetes. Pero el estado, pagando los permisos correspondientes, sí puede vender productos cancerígenos.
¿Más comparaciones, aún a riesgo de que alguien me ponga verde? Se me ocurren muchas y recuerdo algunas más que otros escribieron en su momento, como aquella de comparar la cantidad de víctimas que pudo causar la trama del aceite de colza desnaturalizado con las víctimas que, desde entonces también, puede haber causado el tabaco.
En definitiva; en lo que pretendo incidir es que, si bien el consumo de tabaco es voluntario en su principio – no olvidemos que es adictivo y que en los últimos años se ha descubierto que lo es aún más por los productos añadidos para aumentar tal adicción – también en muchos casos fue alentado por la publicidad que el monopolio estatal hacía de los cigarrillos. Así que, milongas aparte, y diga lo que diga la justicia para proteger al estado, éste es responsable, moral al menos, de las enfermedades provocadas por el tabaquismo, como lo es cualquier traficante que ofrece otra droga al consumidor. Lo que sucede es que el estado puede lavarse las manos, pero al traficante lo enchironan.
Está claro que, cuando hay dinero por medio, se le puede dar la vuelta a cualquier principio y a cualquier argumento. Siempre tendrá la razón el más poderoso.
Una de las muchas referencias que se pueden encontrar en los diarios sobre esta noticia.
http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20081006/53555103941.html?urlback=http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20081006/53555103941.html
Pensaba en esto ayer, cuando leía una noticia que pone de manifiesto la hipocresía del estado cuando se trata de cubrirse las espaldas, aunque sea pisando los principios que dice defender, bajo los cuales sanciona cualquier individuo que atente contra ellos.
Me refiero a la sentencia de la Audiencia Nacional, sobre la demanda de un fumador enfermo de cáncer, que manifiesta reconocer que el tabaco provoca cáncer, pero que exime al propio estado de cualquier responsabilidad por dicha enfermedad contraída por el consumidor de tabaco.
Simplificando mucho, una de las puntualizaciones de la sentencia que más llamó mi atención fue la que dice que, si bien el estado fue propietario, hasta 1998, del monopolio del tabaco en España, reconocido como producto cancerígeno, no estima que el propio estado sea responsable en ningún modo de los trastornos que el consumo de dicho producto pueda haber causado al fumador que interpuso la demanda.
Simplificando aún más. Se reconoce que el estado comercializó un producto nocivo para la salud, pero no se le estima culpable de los daños provocados por dicho producto nocivo.
Además de hipócrita, este argumento me parece realmente peligroso. ¿Entonces, qué diferencia puede haber en el caso de que alguien venda cocaína, también tóxica? Podría sujetarse a otro de los argumentos exculpatorios de la sentencia, que defiende que el estado nunca obligó a nadie a consumir su droga “legal”. El traficante de coca del supuesto anterior tampoco obliga a nadie; solo ofrece el producto…
¿Se trata de evitar que cientos de miles de fumadores exijan indemnizaciones? Seguramente.
¿Se trata de no reconocer que el estado (como cualquier otro estado) se ha servido de la salud de los ciudadanos para ganar dinero? Claro. Eso nunca se podrá reconocer.
Otro ejemplo más, que he usado varias veces en algún foro sobre este tema.
Yo, como ciudadano normal y corriente, cojo una mesa plegable, veinte o treinta bocadillos de tortilla, refrescos y otras viandas. Me instalo, pongamos por caso, en el Paseo de la Constitución de Zaragoza, para vender mis productos. ¿Apostamos sobre cuántos minutos tardará en aparecer la Policía Local para confiscar mis mercaderías y sancionarme?
Aducirán que no he pagado ni el permiso, ni la licencia, ni el impuesto de tal y cual, que estoy en medio de la vía pública, que Sanidad tampoco me ha autorizado… me meterán una multa que me crujirán vivo y me quitarán los bocadillos y los refrescos, que se repartirán entre los más amiguetes. Pero el estado, pagando los permisos correspondientes, sí puede vender productos cancerígenos.
¿Más comparaciones, aún a riesgo de que alguien me ponga verde? Se me ocurren muchas y recuerdo algunas más que otros escribieron en su momento, como aquella de comparar la cantidad de víctimas que pudo causar la trama del aceite de colza desnaturalizado con las víctimas que, desde entonces también, puede haber causado el tabaco.
En definitiva; en lo que pretendo incidir es que, si bien el consumo de tabaco es voluntario en su principio – no olvidemos que es adictivo y que en los últimos años se ha descubierto que lo es aún más por los productos añadidos para aumentar tal adicción – también en muchos casos fue alentado por la publicidad que el monopolio estatal hacía de los cigarrillos. Así que, milongas aparte, y diga lo que diga la justicia para proteger al estado, éste es responsable, moral al menos, de las enfermedades provocadas por el tabaquismo, como lo es cualquier traficante que ofrece otra droga al consumidor. Lo que sucede es que el estado puede lavarse las manos, pero al traficante lo enchironan.
Está claro que, cuando hay dinero por medio, se le puede dar la vuelta a cualquier principio y a cualquier argumento. Siempre tendrá la razón el más poderoso.
Una de las muchas referencias que se pueden encontrar en los diarios sobre esta noticia.
http://www.lavanguardia.es/free/edicionimpresa/res/20081006/53555103941.html?urlback=http://www.lavanguardia.es/premium/edicionimpresa/20081006/53555103941.html
Curiosamente, yo dejé de fumar de manera continua hace dos años. Pero, en épocas de exámenes es imposible el estudiar sin pegarme un buen chute de nicotina.
ResponderEliminarEsclarecedor el artículo: ¿Él Estado defiende nuestros intereses y nuestra integridad física o nos perjudica considerablemente?
Que sea legal el tabaco y nos envenenan con cianuro, amoníaco y naftalina, llevándose uns pasta gansa y luego que no sea legal la marihuana.
Que mundo...
Un saludo
Falta ortográfica inadmisible por parte mía. Él (Estado) no lleva tilde.
ResponderEliminarMenos mal que releo lo que pongo para evitar rectificaciones por cuenta ajena.
Ni me he dado cuenta.
Un saludo
Todos nos equivocamos alguna vez. Excepto Pepiño Blanco, que es infalible. (Aunque no indivisible)
ResponderEliminarlas comparaciones que haces son curiosas, pero no te falta razón.
ResponderEliminarEl estado gana pasta a costa de nuestra salud, y nos echa la bronca por lo caro que es curarnos el cancer.
Este seguidismo de los vicios de la politica americana,con las demandas multimillonarias son patéticos....
ResponderEliminar¿Qué el tabaco mata?.¡¡¡Pues claro!!!.
¿Quien puede ignorar eso?.
Yo soy fumadora,y soy consciente de mis actos.
Me aburre y me asquea que me pontifiquen y sermoneen como si fuera estúpida, y traten de que muera "razonablemente " sana.
Pues no,oigan.
Déjenme en paz.
A mí me costo mucho dejarlo. Pero me di cuenta pronto que merecio la pena.
ResponderEliminarEs verdad, el estado vendio porquería y se forró a costa de la salud de los ciudadanos.
No deja de ser curioso que la gente se gaste una pasta al mes en un vicio que no solo no te aporta nada y que aemas te perjudica seriamente la salud, y que el tabaco sea legal y hasta hace poco hasta recomendable.
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