
Ante la respuesta israelí contra los últimos atentados de Hamas, no deja de llamarme la atención el hecho de que los ataques palestinos a Israel sean prácticamente silenciados, o muy escuetamente referidos, por los medios europeos entregados a la causa propalestina.
Del mismo modo, me indigna y entristece a un tiempo comprobar cómo en España, para la inmensa mayoría de los ciudadanos que atienden a los medios de comunicación defensores a ultranza del PSOE y su ideario, además del la casi totalidad del resto de medios definitivamente domesticados desde la recepción a los editores por parte del Presidente Zapatero, Israel sea visto poco menos que como un estado represor que mantiene bajo sus botas militares al entorno islámico conformado por un buen número de países.
Toda esta situación no es más que otro triste ejemplo de cómo la ciudadanía puede basar su criterio cási exclusivamente en las consignas, algunas de ellas más o menos subliminales, que lanzan los antes referidos medios mayoritarios, quienes por otra parte, no ven la necesidad de justificar ni disimular sus posiciones claramente contrarias a Israel dada la incondicional entrega de sus audiencias.
Ha pasado prácticamente desapercibido, atendiendo al interés de medios y políticos, el largo episodio de ataques que estos días ha sufrido Israel por parte de la organización terrosita Hamas. Prácticamente desapercibido porque las referencias a este episodio han sido más bien escasas – o nulas en algunos periódicos y canales de radio y televisión – y póbremente documentadas. He observado que para muchos españoles Hamas es algo parecido a un romántico movimiento armado, tal y como muchos europeos veían a ETA hace algunas décadas (No olvidemos que el mitificado Olof Palme pedía dinero por las calles de su país para ayudar a los “libertadores del pueblo vasco”).
Hamas no es un grupo liberador. Hamas es una organización terrorista gobernada por un fanatismo religioso tan desmesurado que le lleva a cometer las mayores atrocidades que nadie pueda imaginar. Hamas es, también, el peor enemigo de una buena parte del pueblo palestino que ansía poder vivir en libertad. No es Israel quien les obliga a utilizar sus propias casas como depósitos de armas, o sus escuelas infantiles como escudos para los terroristas. Hamas no es más que un parásito de su propio pueblo, que no duda en desobedecer a su propio gobierno, rompiendo treguas y negociaciones para seguir ocupando su posición de poder mediante el terror y el asesinato.
No justifico las víctimas inocentes de la respuesta israelí. En cualquier guerra, quien más suele sufrir es la población civil. Pero tampoco estoy de acuerdo con quienes aluden a los ataques israelíes como indiscriminados, precisamente porque Hamas no se oculta solamente en bases o instalaciones militares. Hamas, siguiendo el ejemplo de Al-Fatah en otras ocasiones; se oculta en hospitales, escuelas, centros religiosos y en casas particulares, con lo que consigue alimentar el odio de un pueblo facilitando la muerte de muchos ciudadanos. Estas estrategias ya las ensayó con éxito otro gran mitificado de la izquierda europea, Yassir Arafat, quien durante los años setenta, puso a la cabeza de sus manifestaiones violentas a niños y adolescentes armados para conseguir víctimas de fácil rentabilidad.
Decenas de cohetes palestinos han sido lanzados hacia el territorio de Israel durante las últimas semanas y los medios de comunicación europeos han mirado para otro lado. Nadie, o muy pocos, parecen ver aquí en Europa que Hamas, a sabiendas de que cualquier respuesta israelí causaría muchos muertos, ha seguido provocando incesantemente al Estado de Israel - del que pretenden su absoluta desaparición por cualquier medio - para forzar la movilización del pueblo palestino hacia un integrismo y fanatismo todavía más intensos. Para europa no cuentan las muertes de niños, jóvenes, mujeres o ancianos israelíes de cualquier kibutz, centro comercial o calle transitada. Europa no tiembla ni se duele tanto como debería ante los suicidas que se hacen saltar por los aires en cualquier ciudad israelí, llevandose por delante a muchos ciudadanos y a algún que otro turista de la propia Europa, ni exigen el fin de estos atentados con tanta fuerza como deberían. Bajo este panorama, considero acertada la pregunta que Raphael Shutz, embajador de Israel en España, hacía esta mañana en Onda Cero. ¿Debe Israel permanecer impasible ante los ataques palestinos, o está en su derecho a defenderse?
Israel tiene absoluto derecho a defenderse. Con sus errores y aciertos, es el único territorio de la zona donde existen la libertad y la democracia, cosa que muchos partidos, diarios, televisiones y radios europeas obvian en favor del fundamentalismo terrorista de los vecinos y enemigos de Israel. Desgraciadamente, dicho ejercicio de defensa costará muxhísimas vidas. Y desgraciadamente, también, Hamas contará con un fuerte apoyo mediático en Europa, la cual, con su acostumbrada venda sobre sus ojos, subirá a los terroristas a los altares del martirio mientras Israel ocupará otra vez el puesto que dichos medios le asignan sin variación: el de un estado opresor y reaccionario. Y esta es una parte de la tragedia de la que nadie valora sus futuras consecuencias. El apoyo de un occidente, débil y enfermo, al fundamentalismo islámico nunca será premiado por este; porque para un musulmán fanático, tan merecedor del degüello es un judío como un progresista europeo.