
Les propongo el siguiente ejercicio.
¿Pueden ustedes hallar única frase que describe una situación real, entre las que describen situaciones que difícilmente se darían hoy día en España?
- Un abogado español se querella contra Fidel Castro por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra los dirigentes de Hamás por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra Mahmud Ahmadineyad por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra un ex ministro y varios militares israelíes por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra Obiang Ngema por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra Raúl Castro por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra Osama Ben Laden por crímenes contra la humanidad.
- Un abogado español se querella contra Recep Tayyip Erdogan por crímenes contra la humanidad.
Si ha elegido la cuarta opción, está usted en lo cierto y solo matizaría un par de cosas al respecto.
¿Es usted español o vive en España desde hace un tiempo? Este ejercicio no le habrá resultado difícil en absoluto. La inmensa mayoría estamos por admitir que la imagen de patetismo y partidismo de la justicia española se ha conseguido a conciencia y con todo mérito. La respuesta es fácil. Tanto más si tenemos en cuenta el ambiente político y social en el que vivimos desde hace ya tiempo.
Ahora bien. Si es usted extranjero, vive fuera de España y ha escogido la cuarta opción por conocimiento y no por suerte, esto significaría que la imagen de la justicia española trasciende más de lo que muchos imaginaríamos.
En esta ocasión, la noticia es tan chocante como que
El Abogado Boyé, quien fuera condenado por secuestro y colaboración con la banda asesina ETA por el caso de Mariano Revilla, cumplió diez años de prisión durante los noventa. Ha defendido a terroristas y personas próximas a ETA. También estuvo vinculado al MIR chileno, de cuya delirante web añado un enlace con el que podemos hacernos una idea bien aproximada de los ideales e historial de un personaje cuyos antecedentes, en opinión de cualquier profano al mundo del derecho, deberían inhabilitarle para ejercer una profesión como
Muchos medios se han hecho eco de la noticia ayer y hoy, de modo que ahora, terminando ya el día, mi reflexión apunta a la intención de esta querella y sus posibles consecuencias en las relaciones entre España e Israel.
Históricamente, los gobiernos socialistas españoles se han mostrado poco interesados en mantener relaciones de verdadera colaboración con el Estado de Israel. Para la izquierda española Israel siempre ha sido símbolo de lo reaccionario, frente al mundo árabe, al que ha visto como un aliado anti americano, anti capitalista y anti occidental. En nuestro país, así como hay sectores que no condenan el terrorismo de ETA, o lo hacen con escaso ímpetu, también existe una parte significativa del apoyo a la causa palestina que se deriva hacia una cierta simpatía por Hamás, o no condena los atentados y las prácticas terroristas de estos.
No deja de ser, cuando menos, digno de extrañeza, por ser benevolente en el adjetivo, que con la situación de colapso de la justicia en general y la sensación de falta de objetividad en algunos de sus niveles superiores que muchos ciudadanos tenemos, nuestros jueces se declaren competentes para intervenir en asuntos sucedidos fuera de nuestras fronteras. Hoy escuché un comentario en un programa de radio en el que un periodista se preguntaba si se hubiera admitido a trámite una querella presentada contra Castro y Castro 2, responsables, entre otras muchas cosas, de que el 10 o 15% de la población cubana viva en el exilio, de tener en la cárcel a prisioneros políticos, periodistas y personas incómodas para el régimen comunista. Seguramente no. Es no hace falta ni plantearlo. Lo que muchos procuran justificar, callando ellos mismos e impidiendo que otros critiquen, es lo que conforma el hecho innegable de que ciertos crímenes no merecen ni una sola condena.
He leído hace un par de horas que a ciertos sectores izquierdistas ya no les basta con protestar en sus manifestaciones contra Israel. Como hace cinco años, durante la jornada de reflexión anterior al día de votación para las elecciones generales, hoy optan por la agresión directa.
Creo que alguien, dentro de la propia izquierda española, debería reunir el valor suficiente para salir de la disciplina de partido, sea cual sea, y mostrar sincera repulsa y condena por este tipo de actos, para dejar bien claro ante la sociedad que no todos los simpatizantes de izquierda respaldan con su silencio estos comportamientos criminales y extremistas.
En cuanto a la derecha española hoy, Israel ha podido hacerse una idea del poco apoyo que puede recibir por parte de la mayoría de los líderes del Partido Popular, quienes en su mayoría han preferido huir de los periodistas para no comprometerse claramente ante la opinión pública durante la pasada guerra en Gaza. Eso es lo que hay.