
El PSOE puede respirar tranquilo. Como decía Terminador, cuando intentaba aprender un poco de humanidad, “no problemo”.
Zapatero tiene un rescatador de cabecera. Se llama Garzón. Es magistrado de
Garzón parece actuar por impulsos. Su trayectoria judicial, bajo la que subyace una línea política de resultados sorprendentes, ha favorecido a los intereses políticos del Partido Socialista de manera ya casi tradicional.
Olvidada ya la polémica que ocasionó Su Señoría en su afán por desenterrar a los muertos de un solo color político víctimas de la guerra civil española y el franquismo, vuelve ahora con renovado ímpetu y, para no variar, en el momento más oportuno, para desentramar una supuesta red de corrupción dentro del Partido Popular, en Madrid y Valencia, justo en el momento en el que se acercan elecciones autonómicas y europeas y varios alcaldes del PSOE están en entredicho por su política de despilfarro frente a las necesidades de un país en crisis.
Reconozco que tengo mis reservas, precisamente por ser Garzón quien instruye este caso. No puedo evitarlo. Como ciudadano, me gustaría que la justicia pusiera en marcha una operación de profunda limpieza del patio político español. Pero sé que eso es casi una utopía. Sería como salir al campo, con una bolsa, y pretender limpiarlo de insectos.
Después de tantos años de democracia – por llamarlo de algún modo - ha quedado sobradamente demostrado que los escarmientos no funcionan. En todo caso, sirven para que el corrupto afine aún más sus métodos de soborno y robo. Casos como el de
Tenemos a nuestro alrededor cientos de alcaldes, concejales, secretarios, asesores… cuyo patrimonio se ha incrementado escandalosamente, aunque tengan la precaución de poner sus botines a nombre de terceras personas o camuflados en sociedades y paraísos fiscales. Hemos visto en televisión cómo políticos aceptaban dinero, uno de ellos metiéndolo literalmente debajo de la camisa, a cambio de favores urbanísticos o de otra índole. Y nadie ha hecho nada. Garzón no ha hecho nada. Lo ha dejado correr.
Sin ser el PP un partido con el que necesariamente simpatizo, aunque yo comparta algunos de los principios que este defendía hasta hace un tiempo, debo reconocer que es una formación política que ha sufrido menos escándalos de corrupción que el PSOE. Pero eso no justificaría en absoluto que, si esta aún supuesta trama de corrupción es cierta, la derecha pretenda pasar página sobre quienes puedan resultar culpables. Quien haya delinquido, debe restituir el daño hecho y pagar su deuda con
Por el momento, la dirección del Partido Popular intenta dar ejemplo, acepta las dimisiones y cesa a quienes puedan estar relacionados con este asunto. Actitud de la que otros no pueden presumir. Creo que el tiempo, más que Garzón, pondrá a cada uno en su sitio y con el prestigio que se merece. Yo no puedo evitar tener esa sensación, ya familiar para muchos, de que esto es otra maniobra política más, de la que los buceadores del fango, como el Sr. Blanco, sacarán mas partido. Al fin y al cabo, para eso les pagan.