Si me hubieran contado hace tan solo un par de meses que el gobierno vasco llegaría a estar en manos de una coalición PSOE-PP, jamás lo hubiera creído. Toda mi vida he visto como el PNV ha sido el amo del País Vasco.
Reconozco que hace tan solo un mes, yo tampoco confiaba lo más mínimo en que Patxi López estuviera dispuesto a alcanzar un pacto de gobierno con los populares vascos para desbancar a los nacionalistas. Mi opinión se basaba en dos antecedentes. La mayor afinidad que el PSOE-PSE ha demostrado siempre hacia los nacionalistas y el desprecio hacia el PP del que han hecho gala durante tanto tiempo.
Tan solo había una razón, bajo mi punto de vista, para que López decidiera aceptar el pacto con la derecha vasca constitucionalista: el deseo de la opinión pública de toda España – exceptuando al resto de separatistas – de que ambos partidos llegaran a un entendimiento que hiciera posible el milagro de ver a “Spock” Ibarretxe fuera del trono de la galaxia vasca.
Dando por descontado que puedo estar en un error, creo firmemente que esta última razón es la que ha jugado un papel definitivo en el momento histórico que estamos viviendo. Zapatero y a Ibarretxe habrían tenido que pagar un alto precio si, por ausencia de entendimiento con Basagoiti, el PNV hubiera revalidado de nuevo su mandato.
Hablo de momento histórico porque lo es, sin duda alguna. Creo que es necesario mantenerse en una posición de prudencia. No debemos pensar ahora que todo es idílico, con un fondo musical de harpas. PSE y PP seguirán teniendo sus propios objetivos prioritarios, pero quién sabe si tendremos la oportunidad de asistir a un periodo de dialogo suficientemente largo como para asegurar la estabilidad necesaria durante los próximos años, teniendo en cuenta que los nacionalistas del PNV radicalizarán más aún su posición de victimas desalojadas de un gobierno que les pertenece por decreto divino de su dios Sabino Arana. Si para ello Ibarretxe y Urkullu tienen que buscar el apoyo abierto y sin disimulos del entorno de Batasuna, lo harán sin disimulo. Tengo verdadera curiosidad por comprobar cuál será la posición de estos nuevos opositores ante el próximo atentado de ETA.
Parte del milagro que vivimos parece concretarse hoy. Dos buenas noticias. Dos imposibles hasta hace bien poco tiempo. PSE y PP confirman un acuerdo para que los padres vascos puedan elegir escolarizar a sus hijos en castellano o euskera en las escuelas vascas. No es cosa menor. Que se pueda decidir sobre el idioma de enseñanza es como el abrir una pesada cortina para dejar que la luz entre en el ánimo de cientos de miles de vascos que, por el hecho de no ser pro independentistas ni pro terroristas, han vivido bajo la opresión y las amenazas continuas de esa parte enfermiza de aquella sociedad que defiende el asesinato como medio de conseguir sus pretensiones políticas. También conocemos el nombramiento de Arantza Quiroga, parlamentaria del Partido Popular en el parlamento Vasco, será la próxima presidenta de
Insisto. Vendrán tiempos difíciles. Los anormales que jalean a los asesinos mientras llaman fascistas a los demócratas, recrudecerán sus protestas y radicalizarán sus manifestaciones y sus amenazas. La nueva oposición del PNV se comportará como la gran ofendida y despechada y entre todos harán lo imposible para entorpecer el funcionamiento de las instituciones que fueron suyas hasta hace un mes y en las que colocaron a tantos asesores, amigos, familiares y trincones profesionales. Serán tiempos de tempestad, pero habrán merecido la pena si la sociedad vasca en conjunto recupera las costumbres democráticas y las pone por encima de los que aterrorizan y asesinan.
A mí lo que me han demostrado estos señores es que mienten más que hablan. Ni ellos mismos se tragan nada de lo que dicen.
ResponderEliminarUnos dicen que los otros rompen España, y los otros dicen que los unos son unos cavernarios. Ahora bien, cuando se trata de gobernar y chupar del tarro, entonces ya no se llevan tan mal.
A ellos nuestro bienestar les importa un pimiento, y no se tragan ni una palabra de lo que dicen. Lo único que quieren es sentarse en la silla para vivir de nuestros impuestos y mojar de nuestras cincuenta y dos salsas.
Un saludo.
Esperemos que haya grandeza de miras,sentido de Estado, y que Pachi López sea capaz de acometer la regeneración democrática después de treinta años de gobierno nazionalista y filoterrorista.
ResponderEliminarEsperemos que la libertad de elegir la lengua en la educación,el compromiso de no dar tregua a quienes amparan la violencia etarra,la obligación de desinfectar las instituciones empezando por la Ertazianza y acabando por la ETB se lleven acabo.
No soy muy optimista,pero demos una oportunidad a esta posibilidad.
Hay que ver lo que estoy disfrutando con la cara de gilipollas que se le ha quedado a Ibarreche
ResponderEliminarLos pactos post-electorales son antidemocráticos, por muy «constitucionalistas» que sean los partidos.
ResponderEliminarSi, es posible que bajo mi óptica particular, una coalición «constitucionalista» (dicho sea de nuevo, entre comillas) sea más respetable con la ciudadanía, pero seguiría sin ser democrática.
Ibarretxe tenía razón cuando decía que era una agresión política este pacto, aunque era claro que lo decía como un oportunismo, ya que no movía ni un dedo en cambiar el sistema para que no se den estas cosas. También lo fue en Galicia, cuando pactaron PSOE y BNG para formar gobierno a pesar de ganar el PP las elecciones de hace 4 años.
Mike, sabes perfectamente que esto es una aberración. Que coincida el resultado de su aplicación con nuestra postura personal no es motivo para defenderlo. No es legitimo desde un punto de vista democrático.
El ejecutivo, autonómico en este caso, debería ser elegido de una forma más independiente del legislativo. Y este, los diputados autonómicos, deberían ser también independientes, es decir, que no fuera un reflejo exacto de la voluntad de las cúpulas de los partidos que ponen y quitan en las listas a quien ellos quieren. Por eso se forman estos pactos, porque ni se cuestiona la voluntad de los jefes de los partidos, que llevan detrás de ellos como borreguitos a sus diputados y concejales.
Saludos
Veremos cuanto tiempo dura.
ResponderEliminarSaludos
Lo mejor es ver cómo el PNV ha mostrado su verdadera cara, hablando de "frentismo" cuando ellos llevan precisamente 30 años intentando crear un frente en oposición al resto de España.
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Tienes otro Premio Red Hispania en mi blog. Puedes pasarte a recogerlo.
Claro, ¿que ellos hagan frente significa que tengan que hacerlo los demás? ¿y el pueblo, no tiene nada que decir? ¿es así como ha de funcionar esto, a base de «frentes» de partidos? ¿que tal unos rerpresentantes que sirvan al pueblo y no al partido, y que voten en libertad sin necesidad de ningún pacto, más que la obligación de representar a sus electores?
ResponderEliminarParticularmente, estoy de acuerdo con Lino, pero hoy por hoy, como postura más intrascendente, me atrae más asistir al espectáculo de ver a los PNVs comprobar in situ lo que se siente siendo oposición, aunque para ellos nunca sea tan duro como lo fue para los que ponen los muertos.
ResponderEliminarMe preocupa muchísimo el después. el día a día em el que los radicales se radicalizarán aun más, y más a menudo.
Saludos a todos.
Tengo que admitir, que como experimento político me resulta de interés ver como responde el electorado y el PNV. Pero muy bien lo tienen que hacer, ya que tienen la oportunidad para demostrar que la constitución, en teoría al menos, ha de defender los derechos de todos, sean nacionalistas o no, sin distinción.
ResponderEliminarSi se plantea como un ¡ahora te vas a enterar!, puede salir el tilo por la culata. A poco que lo hagan mal el planteamiento victimista resurgirá con más recelo aún, y no hay que ignorar que el PNV en la calle, es el que tiene la mayoría ;-)
Saludos