Las declaraciones de De Cospedal, en cualquier país occidental medianamente democrático, provocarían una gravísima crisis institucional. Pero España es como una esponja. Lo absorbe todo.
Dolores De Cospedal declaró ayer que tiene constancia de escuchas ilegales a dirigentes del Partido Popular. En principio, se basa en que un medio de comunicación (SER) asegura que Federico Trillo conversó recientemente y casi a diario con el magistrado Montero para influenciarle sobre la decisión de sobreseimiento en el Asunto de los trajes de Camps; pero la realidad es que Trillo habló con Juan Ramón Montero, representante del PP en los tribunales.
El Partido Socialista se defiende instando a De Cospedal a que denuncie en los tribunales. En realidad, y a propósito del caso Gürtel, ya hay una denuncia presentada en este sentido, sobre las filtraciones de información contra los imputados en el periódico El País, en la que también se hace referencia a escuchas ilegales hacia líderes del PP que no tuvieron relación con esta causa y en la que se pone de manifiesto que dichas escuchas se efectuaron años antes de que el juez ordenara la instrucción del caso.
En opinión de muchos, estas declaraciones reflejan, en parte, las consecuencias del tremendo error cometido por De
Dolores De Cospedal es una experta en derecho. Forma parte de la abogacía superior del Estado. Es de suponer que conoce la gravedad de sus propias declaraciones. Por tanto, es de suponer también que dispondrá de datos suficientes para sostener dichas declaraciones y aguantar el vendaval que le pueda venir encima. Las continuas filtraciones de datos de los sumarios a El País y a los informativos de
La convivencia política está condenada en España. El Partido Socialista es el mayor culpable de esta ruptura. Aunque ningún otro partido está libre de insidias, El PSOE ha gobernado cinco años contra la oposición. Durante este periodo apenas hemos podido ver mejoras reales en la industria, la economía y otros sectores básicos nacionales. Ni siquiera los sindicatos, subvencionados y domesticados, han cumplido su función en defensa de los trabajadores. Se avecina un otoño de expectativas escalofriantes para España, Pero el gobierno socialista, además de las vacaciones, concede más importancia a buscar la corrupción que, en realidad, tiene dentro de casa.
España tiene un grave problema. Teniendo dos partidos mayoritarios, uno está siempre en tela de juicio, incluso cuando gobierna y obtiene mejores resultados que el otro, al que los votantes parecen permitirle todo. Es un problema entre muchos; pero si los ciudadanos pusieran la solución con sus votos y movilizaciones, la resolución de dicho problema traería encadenadas mejores consecuencias.
Los españoles, en su mayoría votan contra alguien, contra un color político, contra un pasado que nunca termina de alejarse en el tiempo. El día en el que los españoles tengan el suficiente criterio de votar propuestas, de mostrar desacuerdo cuando alguien desentierre fantasmas, o de ignorar el populismo, la vida política cambiará radicalmente. Quizás ese día sí que podemos decir, con algo de razón, que podemos dar lecciones a otros.
Tiene toda la razón. Si el PP ha realizado unas acusaciones tan graves imagino que tendrá alguna prueba que fundamente su denuncia.
ResponderEliminarUn cordial saludo
Qué asco.
ResponderEliminarLas acusaciones de Cospedal,después de lo acontecido con Esperanza Aguirre y el montaje de los"espías"y el burdo acoso a Camps demuestran que ésta es la aspiración de Zapatero para España: un régimen populista, donde los medios de comunicación están subyugados al poder salvo tres contadas excepciones, donde se persigue y se intenta aniquilar a la oposición y donde existe un pensamiento único orwelliano de obligado cumplimiento, y que en caso contrario implica la estigmatización como "derecha extrema" o simplemente conspiranoico.
ResponderEliminarVivimos malos tiempos para la libertad.