La Venezuela de Hugo Chávez,
donde el nivel de libertad es satisfactorio para el ministro Moratinos y el
resto del Gobierno y Partido Socialista españoles, sigue su carrera de cierre
de medios críticos con el socialismo bolivariano.
RCTV por cable vuelve a soportar
la persecución de Chávez, quien, por medio de Dionisio Cabello, director de
Comatel, ordenó el cierre de esta cadena de televisión sin importar el
quebranto de las leyes que implica esta decisión. Además de RCTV, según medios
venezolanos y colombianos, Chávez ordenó el cierre de otros 5 canales de
televisión.
No ha habido en la historia
contemporánea una sola dictadura que no haya practicado el control férreo de
los medios de información. Hugo Chávez no es una excepción. Además, podría
decirse que con estas maniobras mata dos pájaros de un tiro. Por un lado,
consigue bloquear la libertad de información que tan poco le conviene a sus
fines. Por otro, encuentra un culpable al que hacer responsable de parte de los
problemas de Venezuela.
Las excusas de las autoridades
venezolanas esgrimen para el cierre de RCTV y los otros 5 canales son absolutamente arbitrarias. Como
argumento general, dichos canales están acusado de no respetar las exigencias
del gobierno de Chávez en cuanto a tiempos y contenido que pretende obligarles
a emitir. Pero, si estas acusaciones se sujetasen a derecho, concepto este
inexistente en la dictadura socialista, deberían pasar por procedimiento que
quedase dirimido en un tribunal competente; y nunca con la aplicación personalista
de unas leyes preparadas y aprobadas para mayor gloria de la dictadura, entre
las que se cuenta la llamada Ley de Responsabilidad Social, que obliga a los
medios a transmitir los discursos presidenciales.
Chávez, al más puro estilo
castrista, prefiere preocuparse de que todos los canales de tv emitan sus
demenciales discursos, antes que adoptar medidas económicas y sociales que
salven al país de caer en el abismo. La reciente devaluación del Bolívar, nada
menos que de un 50%, el colapso de PEDEVESA o los desordenes en las ciudades,
son cosa menor para el dictador. Sus prioridades apuntan al fortalecimiento de
su régimen liberticida y a la ingerencia del socialismo chavista en otros
países americanos.