Sí. La ideología de género es nefasta y nociva, no
solo por lo que está más a la vista de todos, cosas tales como la intención de
enemistar a mujeres y hombres, desestructurar familias, alterar y redirigir la
personalidad y el pensamiento racional y espiritual del individuo, y, si además
se dan las circunstancias favorables, vivir del dinero del contribuyente a base
en subvenciones y asignaciones a dedo.
Todo eso, con el transcurso de los años, ha ido
quedando al descubierto, además de otras muchas circunstancias que ahora no es
el caso de enumerar. Pero creo que no está de más incidir en el aspecto
aleccionador que, al más puro estilo soviético y nazi, incide a diario y en la
práctica totalidad de los medios, para que todos asumamos, de grado o a la
fuerza, el lenguaje impuesto por la ideología de género. Un lenguaje que empuja
las mujeres a sentirse al mismo tiempo superiores y víctimas (y, por tanto,
merecedoras de todos los derechos y ninguna obligación), y a los hombres a
considerarse inferiores, culpables y agresores en potencia.
Que una revista, o panfleto, o radio y tv locales
al servicio de semejantes e infectas tendencias, manipule la información y
reescriba la realidad de las noticias, es nauseabundo e indignante. Pero que
todo eso lo haga un medio generalista con proyección nacional e internacional
debería considerarse delictivo y, esto es aún más utópico y por tanto
imposible, la masa social que aún posee
algo de criterio independiente debería dejar de seguir a tal medio, por
manipulador.
He recibido esta imagen comparativa de dos noticias
de El País, que se comparte desde ayer por las redes y que ilustra a la perfección el
caso que nos ocupa. No creo que a nadie le tome por sorpresa que esto lo haga
El País, precisamente. El medio más intoxicador y vendido a los poderes fácticos
de toda la historia de la democracia en España.
Es fácil apreciar el matiz ultrafeminista de este
diario. Un hombre se tira desde un piso con su bebé en brazos, siendo el hombre
quien mata al bebé (cierto, por otra parte). Una mujer se tira desde un piso
con su hijo en brazos, pero en el titular ella no mata al hijo. Ella muere. El
titular presenta la posterior muerte del bebe como algo secundario, porque ella
muere.
El País atesora una enorme cantidad de casos de
manipulación a lo largo de su historia. Por ejemplo, éste, en el que Garzón es
calificado de distintas maneras, según conviniese al PSOE, aunque el ex juez hubiera
cometido las mismas irregularidades en dos momentos distintos.
Pero no olvidemos que el impulso de la ideología de
género y su implantación liberticida no es exclusivo de lo que se suele conocer
por “izquierda”; porque la “derecha” y el “centro” han apoyado sin reservas –
hay honrosas excepciones – cualquier iniciativa para imponer esta corriente de
comportamiento sexual / social incluso desde a la infancia.
En mi opinión, esta guerra ya no es tanto de unos
partidos políticos que quieran defendernos de esta abusiva y degenerada
ideología de género contra otros que la defienden y obtienen beneficio de ello,
porque los partidos nos han traicionado.
Es una guerra de ciudadanos que intentan ser libres,
contra un sistema de diferentes colores políticos que nos empobrece, nos
limita, y desde hace unas décadas, trata de convertirnos en lo que no somos.
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