La primera vez que oí hablar de la iniciativa que pretende igualar los derechos de los simios a los de los seres humanos pensé que ya teníamos en el horizonte otro asunto para que los políticamente correctos pudieran polemizar a gusto, llenar columnas de periódicos y algún que otro espacio en programas de radio. Ya lo veía venir. Y tiempo después, alguien sacó el tema durante una conversación intrascendente, en una sala de espera. Todos estaban más o menos de acuerdo en que había que legislar sobre el particular, porque los simios son muy parecidos a nosotros en muchas cosas y una serie más de argumentos que cada uno iba sumando a la conversación.
El momento divertido de aquel improvisado foro llegó cuando uno de los “ponentes” me pidió mi opinión. Yo no había participado hasta ese momento, porque nada tenía en claro sobre semejante noticia. Aún no sabía quien había propuesto aquello, ni dónde. Y así lo dije, que como no sabía por donde iban los tiros, me reservaba mi contestación.
Como los seres humanos somos muy proclives a posicionarnos sobre cualquier cosa sin tener todos los datos, guiándonos por el corazón unas veces y por las vísceras otras, una chica me contestó a bocajarro que ella no se fiaba de personas como yo, a las que no les gustan los animales.
Algunos contestaron con risitas por lo bajo. Le pedí que me explicara cómo había llegado a la conclusión de que no me gustan los animales. “Pues porque se te ve” dijo con un cierto desprecio; “porque eres el único que no esta de acuerdo con lo que hemos dicho”.
Esto último me confirmó que esta chica se había dejado llevar por las vísceras. Había formado su propio diagnóstico de mi persona simplemente porque yo no estaba de acuerdo con lo que habían comentado
Me hubiera esperado respuestas tales como “te lo inventas para no darme la razón” o “te había juzgado mal” o cualquier otra, menos lo que me dijo. “Me voy a la calle a fumarme un cigarro”. Y se acabo la polémica.
Esta mañana oí en la radio que la iniciativa por los simios arrancaba de nuevo, pero no pude enterarme de los que más me interesa de esta cuestión: quiénes son los ideólogos de la cosa.
Consulté varios medios on line, para confirmar
Lo que me temía era que quienes han impulsado esta idea son grupos políticos que no condenan abiertamente el comunismo y que, con su silencio, callan contra los desmanes de otros colectivos, tendencias, agrupaciones y prácticas religiosas tales como el islamismo radical. Es decir, los que solo cargan contra objetivos que les marcan sus líderes y líderas, jefos y jefas, portavozos y portavozas.
Un problema menor, por vergonzoso y doloroso que sea, se convierte en una tontería si, por concederle mucha atención, obviamos otros asuntos de mayor importancia. Y, como dijo Forrest Gump, “mi mamá dice que tonto es el que hace tonterías”
Desde mi posición mantengo que esta iniciativa es una solemne tontería. Una enorme estupidez. Creo que hay que tener el corazón muy cerrado, muy frío o no tenerlo y funcionar solo con las vísceras para que todos estos asóciales miren al cielo cuando es necesario condenar a los dictadores que encarcelan a disidentes - o los matan - por ser críticos, por pensar distinto, por tener un fax clandestino para enviar artículos, por no transigir con el sometimiento de las libertades.
Ante tiranos de semejante calaña se callan, los alaban, los defienden. En España apoyan tácitamente a terroristas en algunos ayuntamientos. Se despistan a la hora de condenar atentados o de censurar a alcaldes pro etarras. No dicen ni una palabra ante las catástrofes sociales y económicas de los países donde su idea única de libertad gobierna a base de represión. Pero aúnan sus fuerzas para defender a los simios o pedir la retirada de un crucifijo y de una Biblia de un salón de actos.
Qué percepción de los problemas de los ciudadanos. Qué interés por las necesidades de la clase trabajadora. Qué criterio a la hora de aprovechar los recursos de sus propios votantes y de los contribuyentes. Qué visión política.
En el planeta de los simios, esta tropa viviría en un corral.
http://www.elmundo.es/elmundo/2008/06/25/ciencia/1214400402.html
Ya avisé que esta temporada mandaban los monoZ xD
ResponderEliminarA mi tambien me gustan los animales pero esto me parece ya el mayor de los despropositos.
ResponderEliminarHay mucha gente que necesita mas ayuda que los simios. Y mas atencion.
No sabia que zp pedia mas derechos...
ResponderEliminarLO próximo de la chupiguayprogresía será pedir equiparar las parejas de monos al matrimonio, poner una biblioteca para las monas y otra para los monos donde aprendan el modelo de masculinidad que propone la miembra Aído.
ResponderEliminarMientras haya gente que proponga estas cosas en vez de las importantes, tambien habrá otros que se saldran con la suya gracias a esta distracion.
ResponderEliminarCuanto dinero cuesta esta propuesta? Cuantas pensiones se pueden mejorar con este dinero???
Rubalcaba si que parece un simio. Y malo.
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