
La ley española considera menores de edad a las personas que no han cumplido los diez y ocho años. Esto implica que el estado español no reconoce a los menores de diez y ocho años plena capacidad de obrar siendo completamente conscientes y consecuentes con sus actos. Por tanto, el Estado exime a estos individuos de ciertos deberes, pero también de ciertos derechos. Obedeciendo a esta situación legal, una adolescente de diez y seis años no puede comprar tabaco. Lo impide la ley, por considerarla no responsable aún para poder consumir productos tóxicos con conocimiento de causa.
Una adolescente de diez y seis años no puede comprar bebidas alcohólicas. Lo impide la ley, por considerarla aún no responsable para consumir productos potencialmente tóxicos.
Una adolescente de diez y seis años necesita el permiso de sus padres o tutores si quiere salir a una simple excursión, planificada por su centro educativo.
Una adolescente de diez y seis años no puede votar en elecciones europeas, generales, autonómicas, municipales… etc. Lo impide la ley por no considerarla capacitada para decidir sobre una o otra opción política.
Una adolescente de diez y seis años no puede conducir una moto de cilindrada media o grande ni automóvil o vehículo de características superiores. Las autoridades no la consideran responsable para manejar esta clase de vehículos.
Una adolescente de diez y seis años no puede tener las mismas obligaciones laborales que un adulto, en lo referente a responsabilidades y horarios de trabajo.
Una adolescente de diez y seis años no puede ser donante de órganos en vida, porque las autoridades no la consideran preparada para tomar semejante decisión, si llegara el caso.
Sin embargo, hay quien defiende que las adolescentes de diez y seis años están perfectamente preparadas para poder abortar libremente, sin contar con la autorización de sus padres. Estos mismos políticos pretenden que, en caso de que su petición llegue a ser ley, se pueda sancionar a cualquier doctor que rehúse practicar estos abortos por motivos de conciencia.
Quienes proponen tales cosas aseguran querer defender los derechos de las adolescentes, y son los mismos que ensalzan a la dictadura criminal de Cuba, uno de los países donde más se ha incrementado el turismo sexual europeo, que viaja en busca de adolescentes con los que contactan mediante policías o funcionarios de los centros educativos. Jamás se han manifestado en contra de lo que sucede en la isla en este aspecto. Ni se les ha oído queja contundente contra el maltrato a la mujer, desde niña, en países como china. Pero en España se visten de campeones de las libertades, aún mostrando abiertamente sus intenciones de acabar con las vidas de quienes no han nacido. Estas son las manos en las que unos cuantos votantes han confiado la tarea de defender sus derechos. Estos son los que intentan convencernos de que una niña está psíquicamente capacitada para abortar, pero un adulto no lo está para abstenerse de realizar el aborto.
Esto es mucho peor “doble moral”. Esto irresponsabilidad aboluta; poner en manos de adolescentes las vidas de otros seres humanos.