
Es inevitable, y así ha sucedido en muchos medios, que al ver el nuevo vídeo electoral del PSOE uno recuerde aquella campaña de 1996 en la que el partido recurrió al vídeo del dobermann, Álvarez Cascos y la derechona que miraba al pasado.
El vídeo nuevo es mucho más beligerante que el primero, aquél en el que los estrategas de Zapatero pretenden convencer a los españoles de que el PSOE se presentó a las elecciones presidenciales Norteamericanas, del mismo modo que Obama se presentará a las europeas. Si en aquél los estrategas asumen que los potenciales votantes son unos tontos que se conforman con adorar al nuevo ídolo de la izquierda mientras pierden sus trabajos, sus casas y sus ahorros, en este los responsables de la propaganda goebbelsiana nacional-socialista de
Los inmigrantes nos roban el trabajo; En Europa solo hay sitio para una religión, la sanidad debería ser privada, el cambio climático es una gran mentira, la homosexualidad es una enfermedad, la derecha cree en el despido libre y en la pena de muerte.
Como colofón, los estrategas sentencian: “El problema no es lo que piensan. Es lo que van a votar.”
Y todo esto lo anuncia con orgullo un partido que:
Con su efecto llamada del electoralista “papeles para todos” incrementó salvajemente la llegada de pateras, con el consiguiente aumento de muertos y desaparecidos en el mar, repatriados esposados en aviones y miles de inmigrantes desocupados y viviendo en las calles y esperando a verlas venir.
Es tan ignorante que cree que en Europa hay una sola religión, cuando las confesiones cristianas protestantes son igualitarias o superiores en número en otros países.
Que pretende hacer creer que la derecha propone acabar con las prestaciones sociales (el viejo cuento de aquellas elecciones de 1996) mientras que los altos cargos del PSOE, asesores y demás afines acuden a clínicas privadas y no pisan un hospital público ni para tratarse de unas simples anginas.
Que reprocha a quienes no tragan con sus doctrinas de cambio climático pero ha olvidado – y hecho olvidar a periodistas, escritores y medios afines – aquél “calentamiento global” que nos ha traído inviernos más fríos y lluviosos y veranos más frescos, con excepción del año 2003.
Que enarbola la bandera de la homosexualidad y los derechos civiles para atraer a colectivos de voto fácil y famosos de televisión con agotadoras cuotas de pantalla, mientras evita condenar al islamismo que ahorca o mutila a homosexuales o al comunismo castrista y coreano que los encarcela y fusila.
Que arroja a la cabeza de la oposición la piedra del “despido libre”, pero blinda contratos de amigos, asesores, colaboradores al mas puro estilo derechón y mantiene a trescientos mil liberados sindicales que actúan como sectarios de los sindicatos de izquierdas. Los mismos sindicatos que no defienden a los trabajadores para no desgastar a su presidente de izquierdas.
Partido, en definitiva, que habla de la pena de muerte para asociarla convenientemente a la derecha, pero no solicita su derogación en los países comunistas o islámicos donde está en vigor.
Ahí radica el problema, parafraseando al pobre slogan del final de vídeo. Que un partido político absolutamente hipócrita acusa a quien no gobierna de ser el problema, sin proponer a su vez medidas fundamentadas y posibles para paliar la crisis y la caída del empleo. Ahí radica el problema, y en quienes se conforman con estas arengas partidistas sin exigir nada más a sus líderes.