
Si nadie lo remedia, América latina, o buena parte de ella, está abocada al totalitarismo. Las últimas informaciones revelan detalles de la trama urdida por Chávez y Castro para extender la revolución marxista por el continente.
Un vídeo en el que un líder de la banda asesina FARC reconoce haber financiado la campaña electoral de Rafael Correa para la presidencia del Ecuador, da más valor ahora a las acusaciones del Presidente colombiano Uribe, quien aseguró repetidamente que el presidente venezolano, el gobierno cubano y las guerrillas criminales colombianas forman un cuerpo desestabilizador y criminal cuyo fin es interferir en los procesos democráticos de otros países de la zona.
El ex Presidente Zelaya pretendió en Honduras exactamente la misma maniobra que Chávez en Venezuela: convocar un referéndum para obtener el apoyo popular necesario que le permitiese alterar la constitución de modo que él pudiese presentarse a la reelección en más ocasiones de los que la propia constitución hondureña permite. La jugada le salió mal Fue depuesto y expulsado del país, lo que provocó la inmediata reacción de Chávez y su corte de imitadores. Acusó a Micheletti, actual Presidente de Honduras en funciones, de ser antidemocrático y estar en contra de los intereses del pueblo. Siempre la misma retórica marxista, acompañada esta vez del apoyo de la inmensa mayoría de la comunidad internacional, que no ha visto con agrado la expulsión de un presidente que estaba dispuesto a subvertir el orden constitucional de su propio país en beneficio propio.
Las presiones de Chávez a favor del depuesto Zelaya pasan por las amenazas hacia el gobierno provisional hondureño y el intento de infiltración de guerrilleros venezolanos en el país centro americano. El ahora Presidente Micheletti ofrece la posibilidad de un gobierno de concentración en el que no quedaría excluida ninguna opción, pero esto no es bastante para quienes están tras Zelaya, que no dudó en su momento de llamar a la rebelión nacional a sus simpatizantes en nombre de una democracia de la que él desconoce su significado. Hace dos días se confirmaron las sospechas en cuanto a los resultados manipulados y preparados antes de la celebración del referéndum que facilitaría la reelección continuada de Zelaya. En
Chávez, Correa, Morales, Ortega, Castro y Zelaya se presentan como salvadores de los pueblos y la democracia. Todos ellos siguen el mismo guión para asegurar lo que ellos entienden por libertad. Persiguen a sus opositores, corrompen el orden político, atacan a medios de comunicación no afines, financian terrorismo o aceptan ser financiados por él. Todo ello envuelto en el papel de regalo del populismo, que promete lo que cada uno quiere oír y cuyos resultados solo favorecen a los dictadores.
En España seguimos sin oír una reacción contundente contra las pretensiones de Zelaya. En lugar de eso, para variar, algunos significados miembros del partido en el gobierno defienden al presidente depuesto y nos lo presentan como un demócrata. Quizás sea porque las prácticas de Zelaya les parezcan más democráticas que el hecho de defender una constitución.