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Al gran Groucho Marx se le atribuyen muchas
citas. Algunas, ciertamente suyas. Otras, jamás las dijo. Pero de las citas
auténticas de Groucho, seguramente una de las que más me gustan es aquella que
rezaba:
“… Please accept my resignation. I don’t want
to belong to any club that will accept me as a member”
“… Por favor acepte mi renuncia. No quiero
pertenecer a ningún club que me acepte como miembro”
Prácticamente desaparecido de la vida pública
desde su vergonzosa salida del Gobierno de la nación, el traidor Mariano Rajoy apenas aparecía ya en titulares.
El sector rajoyista del Partido
Popular, purgado casi al completo de la cúpula dirigente del partido desde que
Pablo Casado ganara las primarias para presentarse a la Presidencia del
Gobierno, ha permanecido agazapado desde aquél día esperando su oportunidad para
recobrar parte o todo el poder entre los populares. Un sector rajoyista que es
consciente de la mala prensa que Mariano Rajoy les ha dejado como herencia
después de años de gobierno en los que el ex presidente se dedicó con verdadero
denuedo a perder militantes y simpatizantes de la derecha por causa de las
políticas de expolio a los contribuyentes y de apoyo a las ideas izquierdistas
de su antecesor, el también traidor a España Rodríguez Zapatero. Un sector
rajoyista que no responde, porque no podría responder con alguna coherencia,
cuando se le pregunta su opinión por el fichaje de la nefasta ex presidente
Soraya Sáenz de Santamaría como abogada y directamente directiva del
independentista bufete de abogados Cuatrecasas.
Ahora, el PP está condenado a una
larga travesía por el desierto que, como opinión personal, me encantaría que
acabase en la desaparición de este corrupto partido. Sería magnífico que
sucediese con ambos, Partido Popular y Partido Socialista. Un final que también
merece el Partido Socialista. Los populares han perdido la mitad de los escaños
que tenían en el congreso hasta estas pasadas elecciones generales, que ya
estaban antes alejados de una mayoría absoluta que el indigente moral Rajoy
dilapidó para mayor gloria de la izquierda, de la masonería y de las grandes
corporaciones que le ordenaron arruinar a millones de españoles aún más de lo
que hizo Zapatero, para hacernos más pobres y, por tanto, menos libres.
Pero la sombra del desastre
prolongado por Mariano Rajoy es alargada y alcanza a no pocos líderes de su
partido que ahora, tras el vergonzoso resultado obtenido por los peperos, aseguran
ante quien quiera escucharles que dicho resultado es culpa de la fragmentación
de la derecha. Ninguno de ellos reconoce la realidad, ni quiere admitir lo
obvio. Si el Partido Popular no hubiera
abandonado los principios que defendió durante décadas, y que representaron a
más de la mitad de una nación que llevó a este partido a la mayoría absoluta en
el año 2000, ni Ciudadanos haría nacido en Cataluña ante la ausencia de un
partido que defendiera la españolidad de la región y sus habitantes, ni habría
desaparecido como partido de las provincias Vascongadas, ni Vox haría nacido
durante el mandato del indeseable Rajoy como corriente de descontento de una
militancia que, además de abandonada de todo principio moral y ético de los
dirigentes populares, comenzaba a sufrir un brutal asedio fiscal por cuenta de
un gobierno del PP que incumplía línea por línea su programa electoral y se
revelaba como el repuesto perfecto del anterior gabinete de desalmados del
Partido Socialista del otro indigente moral que fue Rodríguez Zapatero.
Pero Mariano Rajoy ya tiene quien le
quiera: una organización que se hace llamar World Leadership Alliance, Alianza
para el Liderazgo Mundial, con sede en Madrid, y que agrupa en sus filas a ex
presidentes de gobierno y otros personajes, muchos de los cuales no se han
distinguido precisamente por sus políticas exitosas, sino que más bien pasarán
a la historia por la ruina de toda índole que han dejado a su paso en sus
respectivos países.
Si Mariano Rajoy Brey tuviera un
mínimo de dignidad política, ética y moral, seguramente habría presentado su
renuncia a pertenecer a ése club que está dispuesto a aceptarle como miembro.
Pero, bien mirado, ¿en qué grupo u organización podría estar mejor ubicado el
ex presidente Rajoy que en ésta que luce entre sus miembros a figuras como Rodríguez Zapatero?
