Tal como profetizara hace unos meses Leire Pajín, Hipatia de
Benidorm del Agora progresista, el acontecimiento planetario llegó y Rodríguez
Zapatero preside la Unión Europea al mismo tiempo que Obama gobierna en Estados
Unidos.
A Pajín le importó bien poco que la delegada del Partido
Demócrata norteamericano en España declarase que los demócratas de allá no se
identificasen en absoluto con los socialistas de aquí. Pajín tenía que seguir
aprovechando la imagen de Obama y exprimir el supuesto parecido entre ambos
presidentes hasta la última gota, tal y como ordenaban las consignas de partido.
Afortunadamente para el planeta entero el acontecimiento de
Leire Pajín será transitorio, lo que no es garantía suficiente de que no sea un
desastre. Los comentarios que socialistas de renombre han hecho en diferentes
medios de comunicación aluden a la responsabilidad de Zapatero para dirigir la
recuperación económica europea, pero la realidad no miente y los hechos son
insistentes. España, bajo la sabia tutela de Zapatero y sus gobiernos
socialistas, ha pasado de ser un ejemplo de recuperación económica a paradigma
de sociedad en declive.
Los datos de nuestra economía indican que la economía
española, según los han interpretado analistas internacionales, tardará mucho
más tiempo en salir de la crisis en comparación con otros países que ya
muestran síntomas de recuperación. Para que España pueda ver el futuro
inmediato con esperanzas, se deben acometer ciertas reformas sociales,
laborales y económicas cuya garantía de éxito puede buscarse en los resultados
que se están obteniendo en Alemania, por poner un ejemplo cercano. Sin embargo,
el Presidente Zapatero declaró hace pocos días que estas reformas son
contrarias a su ideología, lo que es motivo suficiente para que él no las tenga
en cuenta.
Semejante declaración de intenciones del presidente
socialista son el desenganche del vagón español del tren europeo de la
recuperación. Zapatero no oculta sus verdaderas intenciones. Prefiere seguir
gobernando mediante la aplicación de su fracasada ideología en lugar de pensar
en el interés general de los españoles. Los resultados de su gestión son
inapelables: fracaso económico, fractura social y alienación de continuada de
principios inherentes al ser humano.
Yo soy euro escéptico. Me cuesta creer y confiar en un
proyecto común de tantos países tan diferentes entre sí. Poco tienen que ver
Francia con Rumania u Holanda con Italia. Si de lo que se trata es de crear
algo parecido a una gran federación de estados para competir contra otras
potencias mundiales, estoy convencido de que tal cosa será un fracaso. Pero por
el bien de la Unión Europea, me alegro de que Zapatero sea presidente de la UE
tan solo por seis meses, y que lo sea prácticamente a título nominal. Al fin y
al cabo, vivo en este continente.
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